domingo, 28 de septiembre de 2014

Todo lo que era sólido, de Antonio Muñoz Molina

Es curioso leer Todo lo que era sólido un par de años después de que Antonio Muñoz Molina lo escribiera a toda velocidad mientras veía desmoronarse España a su alrededor. El escritor llenó páginas de agitadas reflexiones cuando su país ocupaba las portadas de toda la prensa extranjera y se hablaba día sí, día también, de salir del euro y de hecatombe económica. Se respira en sus reflexiones una mezcla de miedo y de asombro. Y se aprecia la urgencia por escribir un libro que analizara mínimamente los cambios que se estaban viviendo y, también, la propia necesidad del escritor de explicarse cómo se había llegado hasta aquí. Ahora que en apariencia las cosas parecen haberse calmado algo, leer Todo lo que era sólido sirve para confirmar que nadie ha movido un dedo desde esos días en que parecíamos al borde del naufragio. Y para comprobar que los problemas siguen siendo los de siempre, desde hace muchos años.

Muñoz Molina publicó Todo lo que era sólido a principios de 2013. Está compuesto por reflexiones sueltas, cuyo hilo conductor es la situación política que se vivía en España en esos meses, cuando, como él dice, leer las noticias era un sobresalto continuo. Su principal afán es descubrir por qué nadie se dio cuenta o, aun dándose cuenta, no hizo nada por pararlo. Adereza el relato con su propia experiencia, con su observación como "exiliado" y con fragmentos de artículos de El País. La mirada de Muñoz Molina es, quizás, más válida que otras porque vivir la mayor parte del tiempo fuera de España da objetividad a sus observaciones. A él le es más fácil detectar cambios pequeños pero reveladores: el paisaje en taxi desde el aeropuerto a la capital, las tiendas de los barrios... También, como escritor, está entrenado para analizar la realidad en sus más pequeños detalles.

El tono de Muñoz Molina es nervioso, inquieto: todo el libro es una llamada a la acción, a moverse y, sobre todo a pensar. Pensar en las causas profundas de lo que ocurre. Y en qué puede hacerse para cambiar. El escritor ensalza el valor de la educación y del esfuerzo; defiende los servicios públicos y la honradez en su gestión. Reclama al lector una actitud crítica, una nueva mirada a su alrededor. Y durante toda la lectura, transmite la desazón que siente ante unos problemas y actitudes que parecen endémicos y han colaborado en la crisis actual.

Antonio Muñoz Molina. Wikipedia
De Muñoz Molina se agradece el esfuerzo por hacer un ensayo alejado de doctrinas, de partidismos y de demagogias. Es un intento de diagnosticar problemas y soluciones, que pide a su interlocutor alejar la vista para hacer reflexiones más profundas y menos cortoplacistas. Hay tan pocos que hacen como él que sólo por esto el libro merece la pena. También invitan a leerlo algunos fragmentos geniales: la visita a Zapatero y su conversación sobre la repatriación de los restos de Machado o cuando Muñoz Molina echa la vista atrás recordando su etapa de funcionario en el Ayuntamiento de Granada, en plena Transición. Los capítulos sobre la gestión del Instituto Cervantes en Nueva York y los fastos de la Expo de Sevilla resultan hasta cómicos, si no fueran reales: arroz traído desde España a EEUU para hacer paella, discursos en inglés que no entiende nadie, políticos con su séquito de periodistas con los gastos pagados...

Han pasado dos años y la mayor parte de Todo lo que era sólido sigue siendo válido porque su mayor valor es esa invitación al ciudadano a ser responsable y a mirar, con actitud renovada y crítica, a los políticos, a su entorno y a sí mismo. Pero resulta muy triste ver cómo sus llamadas a la regeneración y la modernización de un sistema al servicio de las estructuras de los partidos fueron, son y, seguramente, seguirán siendo ignoradas.

Ratita presumida

2 comentarios:

  1. Cierto. Todo lo que comentas. Quizás la pena es que sigue siendo actual lo que nos dice y que esa invitación a hacer algo sigue estando ahí, sin respuesta.
    Me encanta AMM
    Besos

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    1. Sí, es una pena. La sensación que deja es muy rara, porque Muñoz Molina transmite que urge muchísimo hacer reformas y cambiar la mentalidad... y han pasado los meses y los problemas siguen siendo los mismos. Supongo que es un hombre demasiado sensato e inteligente como para que le hagan caso en este país... Pero precisamente por eso se agradece muchísimo su ensayo. Es una voz diferente. Besos y gracias por leernos y comentar!

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