sábado, 30 de agosto de 2014

Hamlet, de W. Shakespeare

Hamlet llegó a mis manos por casualidad y lo leí porque se supone que es una de las obras literarias más importantes en inglés. Con un estilo complejo, debido a la época y a la multitud de figuras que Shakespeare utiliza (y que se intentan traducir), tengo la sensación de no haber comprendido del todo la obra, pues seguro que, a pesar de las notas, muchos matices se me han escapado y hay figuras que no descubrí. Pero bueno, leí el monólogo de „Ser o no ser, ésa es la cuestión (...) Morir, dormir... „ que hizo a Hamlet tan famoso y que, la verdad, no tiene desperdicio.

jueves, 28 de agosto de 2014

La tregua, de Mario Benedetti

Mario Benedetti es un escritor para leer en la adolescencia. Sus cuentos y, sobre todo, sus poemas. La Tregua, una novelita corta, llegó a mis manos hace muy poco y antes de abrirlo ya imaginé que me hubiera gustado leerla antes, con 17, con 20, cuando descubres libros que te hacen sentir cosas, cuando encuentras a escritores por fin que ponen en palabras lo que tú no sabes expresar. Como ya llevo unas cuantas lecturas detrás, Benedetti no me ha entusiasmado tanto como cuando lo leí por primera vez. Pero eso no impide que este sea un libro pequeño y maravilloso; triste e intenso, capaz de sacudirte y de emocionar.

domingo, 3 de agosto de 2014

En busca del tiempo perdido (II): A la sombra de las muchachas en flor, de Marcel Proust

Después de leer Por el camino de Swann, ya dije que seguiría con Proust: no todo seguido, no sin descansar con otros libros, pero decidí que leería la segunda parte de En busca del tiempo perdido. Parecida a la primera en temas y estilo, vuelve a dejarme con ganas de más y de conocer la vida de los Guermantes. Seguid leyendo, pero sólo si ya leísteis Por el camino de Swann