Adivino a Silva eligiendo internet como el eje en torno al cual se construye la historia de sus personajes en el momento en que él mismo descubrió la red y su capacidad para acercar, y alejar, a la gente. La protagonista entabla una relación con un desconocido, que hace llamarse "inquisidor", atrapada por un relato sobre la Inquisición que él colgó en un blog. En internet ambos están a salvo de atarse demasiado en una relación que no les convenga y, al mismo tiempo, disponen de un espacio compartido y secreto que invita a confesarse lo más íntimo de sus vidas, sin dar nombres, direcciones y sin tener que mirarse a los ojos. Ella queda fascinada por ese "inquisidor" que elige un remoto acontecimiento para presentarse a sí mismo, y que ofrece en la red un perfil misterioso y sugerente. Y él accede a responderla, atraído por su inteligencia y por una pasión compartida.
Yo he sido otro hombre. De vez en cuando me vienen jirones de sus andanzas y se entremezclan con las impresiones cotidianas, los pensamientos y las preocupaciones del individuo que ahora soy.
El lector, que puede quedar confundido en las primeras páginas por esa mezcla de referencias en el texto -un blog, que procede a su vez de otro blog...- queda enganchado por la historia, como Theresa, cuando lee estas líneas sobre el "inquisidor" y el capítulo sobre el proceso del Santo Oficio -qué pena que el libro no siguiera un poco más por ahí-. A partir de ahí, la novela avanza según lo hace la relación intermitente entre la joven y su misterioso interlocutor. Y como ella, estamos deseando saber más sobre él y su pasado.
Lo más atractivo del libro son las conversaciones entre los dos, a través del chat y del correo electrónico. La sinceridad de ella. Y, sobre todo, los miedos de él. Adivinar la causa de su sufrimiento, de los "muertos" con los que convive, se convierte en el tema central de la trama. El "inquisidor" parece distinto, misterioso, fascinante. Pero terminamos con la certeza, y la inquietud, de que en el fondo no es tan distinto a nosotros.
Ratita presumida
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Sólo he leído a Lorenzo Silva cuando escribe con Bevilacqua y Chamorro al frente. No sé por qué no me he animado nunca con una de sus "otras" novelas, pero reconozco que esta (que no conocía) me tienta mucho.
ResponderEliminarBesos.
Hola, Mara! Esa era mi intención... una novelita de misterio... pero me equivoqué de libro, y casi mejor. La prosa es algo distinta, el tema también, por supuesto, y me encantó cómo refleja a dos personas siguiendo hacia adelante después de haber sufrido golpes durísimos y, en el caso del "inquisidor", explicándonos por qué de una forma muy atractiva. ¡Un beso!
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