sábado, 24 de enero de 2015

En busca del tiempo perdido (V): La prisionera, de Marcel Proust

Comencé el año leyendo la quinta parte de En busca del tiempo perdido. La prisionera me ha gustado mucho, a pesar de que en el libro no pasa prácticamente nada. Quizá porque el autor se sincera y sufre más que en otros libros, convirtiéndose en un burlado más de la sociedad a la que tanto critica. Como siempre, seguid leyendo sólo si leisteis Sodoma y Gomorra

La prisionera es la primera de las tres últimas partes de En busca del tiempo perdido que se publicó póstumamente (1925). El hermano de Proust, Robert, reordenó sus notas y fragmentos y publicó la versión de los libros que, probablemente, el autor hubiera revisado una y mil veces como era habitual. Pero no tuvo tiempo. Aunque en algún fragmento se nota alguna repetición, la calidad del texto es como la de los tomos anteriores.

Sodoma y Gomorra se terminó con el anuncio de Marcel a su madre de su deseo de casarse con Albertine. Juntos se marchan a París y Albertine se instala en su casa. Allí, Marcel la vigila y la esconde de sus amigos, y sólo permite que salga con su amiga Andrée y su cochero, a los que a la vuelta de sus paseos interroga sobre lo que han hecho. Esta actitud le (y nos) recuerda al Swann de la primera parte, por lo que en La prisionera sentimos junto al autor la sorpresa de ver las acciones de otros repetidas en nosotros mismos. Dejando aparte que los celos de Marcel son enfermizos, las descripciones de sus sentimientos son, como siempre, exhaustivas, permitiéndonos imaginar perfectamente lo que siente. Es tan parcial en este tomo al contarnos sólo su versión, que terminamos adivinando mentiras en Albertine antes de que el propio autor nos las cuente, no sé si porque vemos lo que a él le cuesta tanto ver o porque, nosotros mismos en la situación de Albertine, también mentiríamos.

Aparte del cautiverio de Albertine, en el libro Proust nos habla de una velada en casa de los Verdurin, donde se ejecuta una obra de Vinteuil. La descripción de lo que el autor siente al escuchar la música es la opinión del autor sobre lo que es el arte. Aunque Vinteuil y sus temas son ya viejos conocidos en la obra, este texto me ha gustado mucho, y ha superado a la descripción (de nuevo de Swann) de lo que éste sentía al escuchar la famosa sonata.

En fin, que si habéis llegado hasta el cuarto, lanzaos sin temor a la lectura del quinto. Yo prometo seguir leyendo, porque de nuevo Proust nos deja intrigados al final y con ganas de más.

Ratita de laboratorio

¡Estamos en Twitter! Síguenos aquí: @ratasbiblioteca  

2 comentarios:

  1. Guau. Yo invertí muchos meses en hacerme la ruta completa volumen a volumen de Proust
    Me gusta muchísimo
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Mientras Leo!

      Yo ya llevo algún tiempo leyéndolo, y aún me quedan dos tomos. La verdad es que, considerado en conjunto, es un libro demasiado largo, pero tiene algunos textos tan sorprendentes y tan bien escritos, como el del arte de Vinteul en La Prisionera, que justifican la importancia de la obra.

      Este último libro me ha sorprendido gratamente, y por eso espero expectante la lectura de La fugitiva. Ya os contaré.

      Un abrazo y gracias por la visita!

      Eliminar