Este libro fue un regalo
de cumpleaños de un amigo cuyos regalos han contribuido ya en dos
ocasiones a completar el blog. Krokodil im Nacken es un libro
juvenil, regalado con la intención de mejorar el idioma (los dos lo
hemos leído en alemán) y de conocer mejor la historia del país en el que
vivimos. Manfred Lenz, el protagonista, está en la
cárcel por intentar huir de Alemania del Este, por lo que uno de los temas del libro es el tratamiento de los presos y el
maltrato o el aislamiento de los detenidos en la Alemania comunista. Siempre con la esperanza de poder salir del país, Lenz se muestra firme en sus intenciones. Como ciudadana del Oeste, he aprendido sobre
una parte de mi país de acogida y eso me ha gustado, a pesar de que
me han sobrado varias páginas.
Krokodil im Nacken,
ganador del Premio Alemán de Literatura Juvenil en el año 2003, es
una autobiografía novelada de Klaus Kordon. Él mismo vivió en
Berlín de joven, y vio construir el muro, e ingresó en distintos
orfanatos, y trabajó en el comercio exterior... e intentó huir
hacia Frankfurt paso previo por Bulgaria. Y por ello lo encarcelaron.
Quizá sea ése el
problema del libro: me ha costado creerme la historia porque le
falta un poco de gracia... como a una vida normal. Si cada etapa de
su vida, si cada año o acontecimiento que nos cuenta, estuviera
mejor resumido, como si lo hubiera inventado, el autor nos habría
ahorrado unas cuantas páginas (el libro tiene ochocientas), pero el
autor nos está contando su vida y supongo que se le hizo muy
difícil resumir. Si el libro fuera más corto, seríamos capaces de
admirar el desarrollo del personaje: sin haber estado nunca del todo
en contra de la dictadura (aunque tampoco a favor), a pesar de no
tener padres y de haberse movido siempre en la ambigüedad en lo que
a la política se refiere, logra un buen puesto de trabajo y consigue
incluso viajar fuera de su país. Pero el libro es tan lento, que a
veces aburre.
Klaus Kordon (Wikipedia) |
En el fondo es ése el
valor del libro: no cuenta la historia de un héroe sino de una
persona normal, que sólo busca vivir en paz sin que nadie se
entrometa en su vida. Y es esa falta de política en la actitud de
Lenz la que nos hace preguntarnos qué haríamos nosotros en su
situación, si también nos hartaríamos de vivir en un Estado así, con falta de libertades
o, mejor dicho, cuánto aguantaríamos en el filo de la navaja,
disfrutando de ciertas ventajas sin entrar en el juego del partido
oficial. Nos hace preguntarnos cuándo, o por qué, decidiríamos por
fin partir hacia Bulgaria, y nos hace también entender que era cuestión de tiempo que dos países
que antes fueron uno se reunificaran.
Ratita de laboratorio
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