domingo, 8 de octubre de 2023

España, aparta de mí este cáliz, de César Vallejo

Vuelvo al blog tras varios meses de pausa, en los que he leído mucho pero no lo he compartido. Os presento hoy un post sobre poesía, nada fácil, que espero vuelva a ser comienzo de una etapa más prolífica en la red. Tenía muchas ganas de leer este libro, recomendado como ejemplo de literatura de la Guerra Civil, y de un autor peruano fundamental en español. Lo leí en una edición combinado con sus Poemas en prosa y Poemas humanos. Vallejo es complejo, pero recomendable.

 

Las obras Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, aparecieron publicadas en 1939 de forma póstuma, poco después de la muerte de Vallejo en París. Escribe principalmente poesía, en un principio modernista y renovadora, aunque también escribe prosa. Sobre todo en su última etapa cobra importancia la temática social.

En la edición que leí de Cátedra aparecen los Poemas humanos divididos en Poemas en prosa (escritos en los años veinte) y en Poemas humanos (posteriores y considerados la mejor obra de Vallejo y más universal). España, aparta de mí este cáliz, fue redactado en 1937 y estaba preparado para ser editado cuando Vallejo falleció. Inspirado en las vivencias de Vallejo durante la Guerra Civil es un poemario defensor de los valores de la República donde homenajea la lucha antifascista.

Aquí os dejo uno de los poemas. Algunos son bastante largos y me ha resultado difícil encontrar un fragmento que haga justicia al conjunto, pero quería presentaros un ejemplo de Vallejo para ayudaros a decidir si queréis leerlo.

Pequeño responso a un héroe de la República

Un libro quedó al borde de su cintura muerta,
un libro retoñaba de su cadáver muerto.
Se llevaron al héroe,
y corpórea y aciaga entró su boca en nuestro aliento;
sudamos todos, el hombligo a cuestas;
caminantes las lunas nos seguían;
también sudaba de tristeza el muerto.

Y un libro, en la batalla de Toledo,
un libro, atrás un libro, arriba un libro, retoñaba del cadáver.

Poesía del pómulo morado, entre el decirlo
y el callarlo,
poesía en la carta moral que acompañara
a su corazón.
Quedóse el libro y nada más, que no hay
insectos en la tumba,
y quedó al borde (le su manga, el aire remojándose
y haciéndose gaseoso, infinito.

Todos sudamos, el ombligo a cuestas,
también sudaba de tristeza el muerto
y un libro, yo lo vi sentidamente,
un libro, atrás un libro, arriba un libro
retoño del cadáver ex abrupto.

Si no sois aficionados a la poesía, quizá Vallejo no sea el más adecuado para iniciarse. Pero si os gusta, os invito a leer a Vallejo, aceptando su dificultad, sobre todo en Poemas humanos, donde cada verso invita a leer despacio. Es un autor con mayúsculas que domina el poder de las palabras, y que sobre todo en su última etapa la puso al servicio de los más desfavorecidos. Yo lo releeré, aunque reconozco que me ha costado, o volveré a él quizá con Trilce o Los heraldos negros.

Ratita de laboratorio

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