miércoles, 15 de julio de 2015

La noche del oráculo, de Paul Auster

Hacía muchísimo que no me leía un libro de Paul Auster, con sus escritores desquiciados y, sobre todo, con su Nueva York lleno de rincones misteriosos. Este lo empecé por ser un regalo y me reencontré con un Auster que me gustó mucho más de lo que recordaba. En La noche del oráculo están el mágico efecto del tiempo, las casualidades, los enigmas detrás de su ciudad de siempre. Y una forma de contar compleja, que entrelaza ficción y realidad, pero tan bien estructurada y con un ritmo tan ágil que atrapa al lector llevándole a donde le quiere llevar: a reflexionar con él sobre lo frágiles que son nuestras certezas.


Es difícil tratar de contar qué pasa en La Noche del oráculo porque incluye muchas historias dentro de historias. Quizás la principal sea la del escritor Sidney Orr y lo que le pasó una semana en los ochenta: cómo se encontró por casualidad con una pequeña papelería, cómo compró allí un cuaderno azul que prácticamente le llamó desde el estante, y la extraña relación que nació con el dependiente, el señor Chang. Orr, que está aún convaleciente tras un largo periodo en el hospital, recupera mágicamente la capacidad para abstraerse y vuelve a escribir como lo hacía, aislándose de todo y construyendo una historia sin apenas detenerse, pasando de este mundo a otro. De ahí nace otro hilo narrativo, el de Nick Bowen, un editor que decide dejarlo todo y empezar de cero en una ciudad cualquiera dejando que el azar domine su vida.

Paul Auster | Wikipedia
El personaje de Nick Bowen está inspirado en una historia que se cuenta en El Halcón maltés. A su vez, el editor tiene en su poder un misterioso manuscrito, La noche del oráculo, cuya historia también nos cuenta Auster. Y, mientras, vamos conociendo el entorno de Orr: su mujer, su mejor amigo, su agente... En un giro más, el escritor incluye en el texto largas notas al pie que remiten al pasado de sus personajes. Al principio chocan porque interrumpen bruscamente la trama, pero no son nada casuales. Es una forma más de Auster de jugar con el lector, retorcer la estructura y hacerle sentir en un juego de historias dentro de historias. Presente, pasado y futuro se confunden, y ficción y realidad se asemejan cada vez más, creando lazos inesperados a través de visiones, sueños, recortes de periódico y páginas leídas al azar.

Podría parecer que es un libro complicado y exigente, pero no resulta así en absoluto. El único requisito es dejarse llevar y admitir, como el protagonista, que las palabras pesan y que las cosas -y las personas- pueden no ser como parecen. Leer esta obra, y redescubrir a Auster con ella, es un placer: se disfrutan los cabos sueltos que el lector completa, los retazos del futuro de los personajes, las historias que se cuentan y las que se quedan sin contar y que pueden estar, o no, sólo en la imaginación... Y hace que nazca en el lector, también, el deseo de escribir y crear. Como casi todas las obras de Auster, La noche del oráculo es también un homenaje al mágico oficio de escribir y a los misterios que encierra. Quién tuviera un cuaderno azul...

Ratita presumida

¡Estamos en Twitter! Síguenos aquí: @ratasbiblioteca 

4 comentarios:

  1. Me han entrado muchas ganas de leerlo. En esta misma línea el que más me gusta de Auster es Leviatán, aunque me avergüenza reconocer que tengo pendiente la Trilogía de Nueva York. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola! Entonces te gustará seguro: engancha tanto como Leviatán (me lo he leído en nada) y tiene una estructura genial. Dan ganas que siga contando más de cada una de las historias. Deja otras medio esbozadas, se adivinan más libros posibles en anécdotas que cuentan los personajes... es un homenaje, como siempre en él, a la escritura y lo que tiene de mágico, pero con una forma y un fondo que atrapan. Perfecto para el verano, por cierto. Y para disfrutar de leer con mayúsculas. Gracias por comentar y por pasarte por aquí!

      Eliminar
  2. Hace mucho también que no leo a Auster y a sus historias dentro de historias. Auster es muy hábil en lo que hace, historias imposibles y reflexiones posibles, todo ello llevándote de la mano para que, como comentas, no resulte una lectura exigente pero sí que cunda mucho y bien. Gracias por la reseña.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Ana! Sí, es un libro muy Auster pero aun así sigue sorprendiendo a los que ya le conocemos. Es increíble cómo te lleva de un lado a otro, como trata de confundir al lector (pero sin perderlo) para que sienta, con los protagonistas, cómo se entrelazan las historias y se borra el límite entre lo que se crea y la realidad. Me encantó volver a leerle, la verdad. Es un libro perfecto para redescubrirle o para acercarse a él por primera vez. Gracias a ti por pasarte por aquí! Abrazos!

      Eliminar