He de reconocer que
Houellebecq es mi debilidad. Hace un tiempo leí su ultimo libro y,
aunque no me encantó, me gustó lo suficiente como para intentarlo
de nuevo con su nueva publicación. Además, hablaba de una posible
futura Francia con un gobierno islamista, tema interesante tras los
sucesos de Charlie Hebdo y para mí, que vivo en una ciudad con un
alto porcentaje de población musulmana. Como demasiado
habitualmente, la publicidad exageró y el libro no provoca tanto
como esperaba, pero Houellebecq tiene siempre un punto de vista tan
particular que, al menos, me hizo pensar.
Houellebecq fue una
vez a juicio por criticar la religion musulmana con estas palabras:
«la religión más idiota del mundo es
el Islam» y «cuando
lees el Corán se te cae el alma a los pies».
Salió absuelto, pero este tipo de declaraciones le ha hecho ganarse
enemigos entre los radicales musulmanes, por lo que Houellebecq vive
amenazado y con escolta.
En esta novela,
publicada en 2015 el mismo día de los asesinatos en la revista
Charlie Hebdo, Houellebecq nos invita a imaginar qué pasaría si, en
la segunda vuelta de las Elecciones Generales en Francia en 2022, se
enfrentara el partido de Marie Le Pen y “Fraternidad musulmana”,
un partido imaginario formado por islamistas moderados que aspiran a
acabar con el laicismo del Estado. A pesar de cómo lo han vendido
los medios, Houellebecq no presenta a este partido como una amenaza
para la libertad, sino como una opción nueva que podría surgir y
que la gente votaría para evitar que un partido de derechas radical
como el de Le Pen llegara al poder.
El protagonista,
profesor universitario cuarentón, no cree en la familia: no quiere
crear la suya ni mantiene relación con sus padres. Es ateo y
solitario, y dedicó su tesis doctoral a Huysmans, filósofo y
escritor defensor del colectivismo,
que al final de sus días se convirtió al catolicismo. Él no se
interesa por la política, pero conoce a varias personas que le
explican que Francia está al borde de una guerra civil.
Houellebecq en esta
obra propone una posible evolución de la sociedad en Francia.
Desencantada y cada vez más individualista, las religiones
monoteístas podrían encarnar para esta sociedad a punto de
extinguirse ese giro hacia la colaboración, el fomento de la
familia, la recuperación de valores que la democracia no ha sabido
conservar. ¿Es esto factible? ¿Es posible que la alternativa para este mundo
decadente y sin rumbo sea la vuelta a la religión? ¿Podría consolarnos la fe del vacío que sentimos?
A pesar de que uno
se pueda acercar al libro para buscar un futurible que critique la
mezcla de la religión con la política para ensalzar la libertad en
la que vivimos, Sumisión es bastante objetiva, y yo creo que
Houellebecq hace otra cosa. Él nos alerta, libro tras libro, de que
la Humanidad, el sistema, la sociedad en que vivimos, está condenada
a la desaparición porque el egoísmo, el narcisismo y el
individualismo ganan la partida frente a la solidaridad y la ayuda
mutua. Y porque el consumismo, la sexualidad y otros sustitutivos no solucionan nuestras crisis existenciales. Por eso surgen nuevos partidos que canalizan el descontento de
las personas, que pueden ser religiosos o no, pero que proponen,
desde luego, dar un giro a nuestro mundo y cambiar un sistema político y económico obsoleto y que funciona mal. Y por eso pueden las religiones, en un futuro, recuperar su importancia en la sociedad: porque la gente vive insatisfecha.
Aunque no ha sido lo
que esperaba, Sumisión plantea cuestiones interesantes y hace
pensar. Pero no lo leáis buscando provocaciones, porque no hay
tantas como uno espera. Yo también creo que esto es insostenible, y
que va a cambiar, pero no sé si en la dirección que Sumisión
propone. ¿Cuál es vuestra alternativa?
Ratita de laboratorio
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