Vestido de novia, de Pierre Lemaitre

De vez en cuando me lanzo a leer alguno de los libros que están en los escaparates de las librerías, en los montones que te encuentras nada más entrar. Vestido de novia me llamaba desde el título y el resumen prometía... Pero sin ser malo del todo, no es tan bueno como me lo esperaba. Me apetecía mucho misterio y tensión, pero el libro se queda un poco a medias. Aunque sí pasé bastante miedo.

Pierre Lemaitre es un autor de éxito en Francia que está empezando a conocerse fuera de su país, aprovechando el tirón que sigue teniendo la novela negra y policiaca. Ha ganado el premio Goncourt, uno de los más reputados de su país, y cuentan que Vestido de novia va a ser pronto llevado al cine. Tiene sentido: el propio Lemaitre ha escrito guiones y leyendo su libro es inevitable imaginarlo convertido en película. Pero eso no es buen síntoma: hay emoción, tensión, entretenimiento, pero le falta algo.

Vestido de novia arranca con la acción a medias: el lector conoce a Sophie, una chica antisocial con un comportamiento muy extraño, que está obligada a huir y que está insegura de todo lo que hace. La estrategia engancha: intuimos que algo ha tenido que pasarle para que se sienta así, y que ella ve la realidad de forma distorsionada. Pero, de momento, no hay pistas: pasan las páginas y la inquietud se va adueñando de nosotros, que compartimos la tensión continua de Sophie sin que de momento se nos aclare nada. Sabemos tan poco como ella de lo que le está pasando.

Pierre Lemaitre | Alfaguara

La táctica funciona para enganchar al lector pero la lectura es tan árida e inquietante que las expectativas van creciendo: apetece que se vaya resolviendo el misterio y que el giro que sin duda tiene que dar Lamaitre en algún momento esté a la altura. Y por fin llega: la estructura cambia, aparecen nuevos personajes, se van rellenando huecos, pero la historia flojea a veces. Apetece que entre un poco más en el fondo de sus protagonistas. Y no lo hace.

Lo que sí consigue Lamaitre, y es lo que más me ha gustado, es contagiar sensaciones: la angustia de Sophie, y, sobre todo, el terror que siente a cada instante. Hacía bastante que no sentía miedo leyendo un libro. El autor logra crear un ambiente oscurísimo, inquietante, y al final acabamos entendiendo que Sophie dude de todo y de todos y sentimos, como ella, el horror que debe sentirse cuando no puedes fiarte de tus propios pensamientos y estás sin puntos de referencia. Aparte de eso, es un libro entretenido, que se lee en muy poco tiempo y que engancha, pero las sorpresas que esperamos no son tantas. O al menos yo esperaba un poco más.

Ratita presumida

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