domingo, 26 de febrero de 2017

León el Africano, de Amin Maalouf


León el Africano lo he leído por casualidad: tras la compra de algunos libros de segunda mano de alto precio, tenía un descuento que gastar, y la obra más famosa de un escritor de éxito como Maalouf no parecía mala inversión. Esta biografía novelada nos cuenta la historia en primera persona de León, apodado el Africano, diplomático y viajero granadino que nació durante el ocaso de Al-Andalus en la Península. Esa época me interesa mucho, estudiar la historia de Europa y del mundo en esos años, si se lee fuera de un libro de texto, es apasionante. Así que lo compré y aquí os presento el post. Me ha entretenido mucho aunque, como suele pasar con las novelas históricas, hay aspectos de la trama difíciles de creer.

León el Africano es la primera obra que Maalouf publicó, en 1986. Maalouf, libanés y francés, ejerció el periodismo de guerra en su juventud. Al empezar la guerra civil en 1975 en su país de origen se exilió a Francia, donde reside en la actualidad. La representación en su biografía de dos culturas, dos idiomas y dos religiones, ha hecho que la temática de su obra sea principalmente la convivencia de dos mundos distintos en el Mediterráneo, Occidente y Oriente, el cristianismo y el Islam. La época del fin de la (Re)conquista de Al-Andalus es perfecta para hablarnos de ello, explicándonos la biografía de un personaje a veces clave (y olvidado de la historia), como lo fue León el Africano.

Una de las primeras frases de este libro es la siguiente:

Maalouf (wikipedia)
„Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía“.

Y a esta frase siempre hay que volver según nos adentramos en la vida de Hasan (León), quien viajó por primera vez a Fez como niño por obligación tras la conquista de Granada. Hasan es buen estudiante, y muy despierto. Además, pertenece a una familia desde siempre muy bien relacionada con los políticos más importantes del Islam, a pesar de que su padre tiene por segunda mujer a una cristiana. Por eso desde pequeño no le son ajenos los problemas diplomáticos, ni la convivencia entre dos religiones (tres si incluimos la judía, también presente en el libro), cuyo antagonismo en su caso es difícil de explicar.

Las novelas históricas suelen escoger a un protagonista que, casualidades de la vida, vive en primera persona todos los acontecimientos importantes de la época a pesar de no influir mucho en ellos, y esto a veces resulta poco creíble. En el caso de esta biografía novelada, la realidad es que su protagonista existió, y pasó gran parte de su vida viajando y escribiendo crónicas de lo que veía. La primera parte se desarrolla en Granada, y es la que menos me ha gustado, pues sus padres (reservados y distantes) no dudan en contarle con todo lujo de detalles cómo fue la pérdida personal que sufrieron al marcharse de Granada ni cuál fue la actitud de Boabdil (al que trataron personalmente) ante el acoso de las tropas cristianas. No sé, la descripción de sus caracteres no termina de encajar con la sinceridad con la que hablan a su hijo.

León el Africano (wikipedia)
Al convertirse León en protagonista de su historia, el libro gana en realismo. Su gran cultura y su actitud cosmopolita (sabía muchos idiomas y adoraba viajar) le permitió, seguramente, ejercer influencia en la política de la época, pero nunca se sabrá hasta qué punto, puesto que hay pocos datos sobre su vida. Lo que más me ha gustado de su historia es que nos cuenta el otro lado: nosotros, que estudiamos cómo los cristianos recuperaron Granada, y cómo intentaban también agrandar su influencia conquistando ciudades de El Magreb, vemos gracias a este libro cómo la recuperación de Granada por parte de los musulmanes y judíos se convirtió en un objetivo que terminó siendo un sueño. Este anhelo les impediría ser felices en sus ciudades de acogida, y muchos años después de su pérdida, seguían formando barrios y comunidades llamadas de los andaluces.

Os recomiendo leer León el Africano si os gusta la época del siglo XVI. En León tendréis un personaje inquieto y viajero, interesado en la cultura y que no temía correr riesgos si con ello iba a conocer otros mundos. A ratos a mí me ha caído mal: se deja llevar demasiado por el destino (o el Altísimo, como él dice) y olvida algunos de sus deberes con respecto a su familia, pero he leído entre líneas que a León no le gustaban mucho las ataduras. Quizá por eso se relacionó tan bien con tantos políticos distintos y enemigos entre sí, y esa libertad entendida como tibieza sea la razón de la falta de documentos sobre su vida, olvidando su aportación al conocimiento mutuo entre culturas.

No sé hasta qué punto Maalouf inventó su vida, pero lo hizo bastante bien.

Ratita de laboratorio


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