Mejor hoy que mañana, de Nadine Gordimer

Los libros te hacen viajar, dicen... y con pocos lo he sentido tanto como con Mejor hoy que mañana. Apenas había oído hablar de Nadine Gordimer, ganadora del Nobel en el 91, y tampoco sabía mucho de la historia de Sudáfrica más allá de las referencias a Mandela y al apartheid. La historia de Mejor hoy que mañana arranca justo ahí, en el año que acabó con la segregación racial e hizo nacer una nación nueva. Gordimer nos cuenta lo que no sabemos: lo que pasó con su país después, la vida que sigue cuando el cambio llega. Y viajas allí. Sin duda.


Mejor hoy que mañana es la historia de una pareja joven que se forma en plena lucha contra el apartheid. Ella, Jabu, es negra, y logró gracias a la fe de su padre salir del país, estudiar una carrera y combatir desde el exterior el régimen que aplastaba a los suyos. Allí conoció a Steve, un chico blanco de orígenes totalmente opuestos pero con las mismas convicciones. Vuelven juntos a Sudáfrica como la prueba viva del triunfo de su causa. Y desde una pequeña casa en Johannesburgo, donde dan los primeros pasos en su matrimonio, pasan a vivir a una zona residencial antes reservada a los blancos y ahora habitada por una generación nueva, que ha combatido contra la discriminación o ha nacido libre de ella.

La novela de Gordimer narra veinte años de la vida en común de Steve y Jabu, que son también los primeros veinte años de Sudáfrica sin el apartheid, contados de una forma extraordinariamente vívida. La autora cuenta decenas de momentos de la vida cotidiana de los dos, que se entremezclan con los cambios, pequeños, lentos, que van ocurriendo a su alrededor. Conocemos a Jabu y Steve a partir de decenas de momentos íntimos y -aparentemente- intrascendentes: tardes de deberes con los niños, cenas que se retrasan, conversaciones en la cama, enfados que la mayor parte de las veces se resuelven en silencio, remordimiento por lo que son y lo que fueron. Y, a través de ellos, descubrimos lo que va pasando alrededor y cómo les afecta. Los dos, aún comprometidos con ese momento que les dio sentido y, además, posibilitó su amor, siguen pendientes de que lo logrado no se rompa, de que su país se convierta, de verdad, en un lugar para vivir, para ser feliz.

Nadine Gordimer | Acantilado

A base de cotidianeidad y de una prosa libre de juegos de estilo, Gordimer construye un libro que es al mismo tiempo un trozo de historia, un estudio minucioso sobre la sociedad sudafricana y una novela genial sobre el amor. La atención de Gordimer al detalle hace que Mejor hoy que mañana esté lleno de vida y que el lector, aunque haya empezado siendo ajeno a todo lo que cuenta, sea capaz al final de entender lo que supuso un proceso tan complejo como el que ocurrió en Sudáfrica. La autora no se fija en las grandes fechas y momentos -aunque los esboza-, sino en la forma en que los acontecimientos -elecciones, escándalos, escisión de partidos, emigración...- alteran la vida de los ciudadanos, tanto en la familia media que forman Jabu y Steve como en los cada vez más grandes suburbios de las ciudades. Los dos planos, el de la familia de Steve y Jabu, y el de la sociedad sudafricana en general, se cruzan continuamente porque el futuro de su país está siempre en la mente de ellos, implicados en un mundo que ayudaron a cambiar y que tras la explosión inicial avanza lentamente.

Hay ilusión y también desesperanza en Mejor hoy que mañana, el último de los libros de Gordimer, que no es complaciente, sino muy crítico con los gestores del Sudáfrica post apartheid y con el egoísmo y la hipocresía de muchos de su ciudadanos. Pero se nota hasta la última página lo que quiso a su país y su fe en que quienes fueron capaces de cambiarlo todo no se dejarán vencer. Vale muchísimo la pena leerlo.

Ratita presumida