Pedro Salinas era el mayor de la Generación del 27, un grupo de poetas reunido en torno al Madrid de las vanguardias y de la Residencia de Estudiantes que se atrevió a innovar con las formas que llegaban de fuera pero que también supo rescatar lo más brillante de la tradición española. Su enorme talento, sus distintos estilos, y su gusto por experimentar hacen que entre todos los nombres y sus obras haya libros variadísimos, desde lo más complicado hasta lo más accesible. La voz a ti debida es un ejemplo: hay innovación y muchísimo trabajo detrás, pero no es difícil seguir el discurso de Salinas, que describe de una manera increíblemente precisa lo que es el amor y los sentimientos que crea en el que ama, desde el comienzo hasta el fin.
Aunque se trata de una colección de poemas breves,
en realidad La voz a ti debida está concebido como un poema largo, unitario, que habla del amor desde que empieza hasta que acaba. El
lector se va reconociendo en cada fase: los primeros poemas están
dedicados al amor aún inalcanzable, a los primeros encuentros y al
nacimiento de una relación. Están la alegría absoluta, el entusiasmo por descubrir al otro. Pero aparecen ya también las primeras inseguridades :
Miedo. De ti. Quererte / Es el más alto
riesgo. / Múltiples, tú y tu vida. / Te tengo, a la de hoy; / ya la conozco,
entro / por laberintos, fáciles / gracias a ti, a tu mano. / Y míos ahora,
sí / Pero tú eres / tu propio más allá / como la luz y el mundo
Los siguientes poemas son los del amor pleno. Hay
felicidad, muchísima. Y en muchos poemas Salinas le canta no a su amada,
sino al hecho extraordinario de amar, de haberse encontrado:
Qué alegría vivir / sintiéndose vivido. / Rendirse / a la gran
certidumbre, oscuramente, / de que otro ser, fuera de mí, muy lejos, / me
está viviendo.
También hay hondura y
reflexión. Salinas deja ver en sus poemas el ansia por llegar más allá
de ella, por tenerla completa, por asirla para siempre. El amor es para
Salinas algo total, extraordinario, que tiene sentido en sí mismo y al mismo tiempo da sentido a todo. Pero no deja de hacerse
preguntas: aunque a veces dice que "obedecer" al amor "basta", otras se
justifica por seguir buscando un amor más auténtico, más pleno:
"Perdóname el dolor, alguna vez. Es que quiero sacar de ti tu mejor tú. Ese que no te viste y que yo veo, nadador por tu fondo, preciosísimo".
"Perdóname el dolor, alguna vez. Es que quiero sacar de ti tu mejor tú. Ese que no te viste y que yo veo, nadador por tu fondo, preciosísimo".
Salinas habla de un amor que va mucho más allá de
las rutinas, que está por encima de lo material, que nació antes que todo, que busca permanecer para siempre. Al mismo tiempo, habla de la incapacidad
de tener al otro por completo. Y de la verdad, la "verdad más honda" de
ella, que nunca consigue alcanzar. Acaba con versos
tristísimos, como el poema en el que canta al dolor,
"la gran prueba, a lo lejos, / de que existió, que existe / de que me quiso, sí / de que aún la estoy queriendo".
El poeta empezó solo y termina el libro solo, reflexionando sobre si será posible alguna vez dejar de preguntarse si estamos "dando cariño a la nada" cuando amamos.
"la gran prueba, a lo lejos, / de que existió, que existe / de que me quiso, sí / de que aún la estoy queriendo".
El poeta empezó solo y termina el libro solo, reflexionando sobre si será posible alguna vez dejar de preguntarse si estamos "dando cariño a la nada" cuando amamos.
Ratita presumida
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