martes, 18 de febrero de 2014

Diarios de Adán y Eva, de Mark Twain

Acabo de releerme Diarios de Adán y Eva, de Mark Twain. Me lo regalaron hace varios años y me apetecía volverle a echarle un ojo por muchos motivos, entre ellos recomendarlo aquí. Cuando lo leí por primera vez, sin haber oído nunca hablar de él, pensé en la suerte que tuve de que hubiera llegado a mis manos. Era un libro corto, divertido, precioso, que en pocas páginas conseguía hacerte reír y llorar. Ahora, sigo pensando lo mismo.

En sus Diarios, Mark Twain juega a imaginar qué pensaban uno de otro Adán y Eva cuando se encontraron en el Paraíso en un intento de comprender qué es eso que hace que hombres y mujeres se unan aunque sean tan distintos. Lo hace ridiculizando y exagerando sus roles masculino y femenino y recurriendo a tópicos, aunque algunos no lo son tanto... Eva, cuando llega, rompe la tranquilidad de Adán: para él, es entrometida, habladora y demasiado controladora. Adán, mientras, es presentado como un ser más simple, que no se molesta en ir más allá de lo que ve.

Mark Twain. Library of Congress/Wikipedia
Quien arranca los diarios es Adán, que comienza relatando los primeros encuentros con esa criatura que no deja de perseguirle y de la que trata de escapar. Después, le toca el turno a Eva: quiere la compañía de él y no entiende por qué se le resiste. Desde el principio, queda claro que no se entienden: él no comprende la necesidad de comunicarse de Eva, sus lágrimas, sus ganas de hacer cosas nuevas. Ella tampoco entiende que se vaya a veces, dejándola sola. A través del humor, Twain va, poco a poco, retratando a dos seres extremadamente diferentes que, sin embargo, terminan necesitándose mutuamente cuando el Paraíso ha desaparecido.

Ni uno ni otro sabe la razón de esa necesidad. Eva, en su Diario, analiza qué es lo que le une a su esposo y no sabe explicárselo. Habla de sus cualidades pero dice que le amaría igual si no las tuviera:

"Este tipo de amor no es fruto del raciocinio ni de la estadística. Viene solo y nadie sabe de dónde, y resulta algo inexplicable. Ni falta que hace".

Twain no hace que Adán escriba sobre sus sentimientos sobre Eva pero deja ver cómo él siente la influencia de ella y cómo le hace cambiar. Empieza a considerarla bella e inteligente y a respetar sus opiniones. Y admira ya como una cualidad esa forma distinta de Eva de ver el mundo que le hace enfrentarse sin miedo a lo desconocido. No acierta a explicar por qué la ama ni lo intenta. Pero sí admite algo al final:

"Allí donde estaba ella, estaba el Paraíso".

Sin Eva, él jamás habría llegado tan lejos. Sin Adán, ella no hubiera sido feliz. 

4 comentarios:

  1. Realmente son muy recomendables Todo el sarcasmo y la sabiduria de Mark Twain sobre la naturaleza humana estan aqui

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    1. Totalmente de acuerdo. Dice muchísimo, en muy pocas páginas. Gracias por pasarte por aquí!

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  2. Twain es maravilloso quiero este libro, gracias por tu reseña. Creo que me lo compraré como auto regalo de cumpleaños.

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    1. Hola, Mente Imperfecta! Si te gusta Twain, seguro que te va a gustar. Y si no, creo que también... es un librito precioso, muy divertido y a la vez muy hondo. Gracias a ti por pasarte por el blog! Un saludo

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