Tengo muchos libros en
casa de mis padres sin leer y, de vez en cuando, cuando paso por allí
cojo alguno y lo intercalo en mi lista de pendientes. El ruido y
la furia, que protagoniza la entrada de hoy, me ha encantado
precisamente porque no sabía nada de él, y porque no creía que me
fuera a gustar tanto como lo ha hecho, ya que lo cogí sin saber muy
bien de qué iba. Un libro bastante duro y angustioso, y con un
estilo difícil de entender, pero que me ha sorprendido gratamente.
William Faulkner
(foto de Carl van Vechten) pertenece a la misma generación de autores estadounidenses de principios del s. XX que
F. S. Fitzgerald o Ernest Hemingway. Faulkner ganó el Premio Nobel en el año 1949 por su estilo innovador y su influencia en otros autores, como Onetti o Benet. Con frecuencia enmarca sus obras en el Sur, y mezcla presente y pasado en la redacción complicando la lectura de su obra. Además, mezcla diferentes puntos de vista utilizando en una misma obra distintos narradores.
F. S. Fitzgerald o Ernest Hemingway. Faulkner ganó el Premio Nobel en el año 1949 por su estilo innovador y su influencia en otros autores, como Onetti o Benet. Con frecuencia enmarca sus obras en el Sur, y mezcla presente y pasado en la redacción complicando la lectura de su obra. Además, mezcla diferentes puntos de vista utilizando en una misma obra distintos narradores.
En El ruido y la furia
Faulkner nos cuenta el declive de la familia Compson a través del
punto de vista de varios de sus miembros, el primero de ellos con
retraso mental. Cada capítulo ocupa un día en la vida de la
familia, sin orden cronológico, y en cuya redacción se mezclan los
recuerdos con los hechos que suceden en la realidad.
La lectura es complicada,
sobre todo el primer capítulo, hasta que uno va entendiendo un poco
qué es lo que el autor nos quiere contar. Pero según avanza la
lectura vamos comprendiendo qué es lo que pasa, quién es Benjy y
por qué seguir sus pensamientos es tan complicado, quién es Caddy,
y qué papel juega en la historia de su familia.
Poco más puedo contar,
sin embargo, sin desvelar detalles importantes, ya que con tantos
saltos en el tiempo el principio es el final y el final es el
principio. A mí todos esos juegos con el estilo, esas frases sin
terminar, la falta de puntuación y de lógica en las oraciones me ha
parecido muy interesante, pero reconozco que es difícil de entender.
Si lo empezáis, seguid adelante hasta acabar el primer capítulo, ya
que según avanza el libro, se hace más fácil de entender. Por
mucho que cueste, en el epílogo el autor nos explica de nuevo la
historia de la familia por lo que tranquilos, que no os quedaréis
sin saber lo que pasa con esta saga familiar. Eso sí, si lo que os
gusta son las historias lineales, éste no es vuestro libro.
Ratita de laboratorio
Este es el único libro que he dejado de leer en los últimos años. Lo empecé esta primavera con mucha ilusión ya que me habían hablado hace tiempo muy bien y lo tenia en mi lista de lectura. En la página cincuenta y poco lo deje porque la verdad es que me pareció muy complicado de leer y la historia no llegaba a arrancar. Después de leer la reseña veo que no he tenido la paciencia suficiente. No se si lo volveré a retomar, si es así os contare.
ResponderEliminarHola Jorge! Y por aquí esperaremos tu respuesta. Un abrazo!
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