Decidí leer Ifigenia de nuevo para participar en un club de lectura. Me ha sorprendido mucho, no conocía nada de la autora y la verdad es que la novela me ha gustado. Retrata la vida en Caracas a principios del siglo pasado y consigue hacernos entender cómo era la vida de las mujeres en una época donde tenían muchos menos derechos.
Teresa de la Parra publicó Ifigenia en 1924 en Francia.
Ifigenia cuenta la historia de María Eugenia, una joven venezolana. Tras la muerte de su padre y después de haber pasado varios años educándose en Europa, vuelve a Caracas a vivir con su familia materna. Las convenciones sociales y la situación económica marcan el destino de María Eugenia que, tras haber experimentado la libertad en París, se da cuenta de que acordar un buen matrimonio es su única opción.
Ifigenia habla de unos tiempos que, por fortuna, en la mayoría de los lugares del mundo ya han pasado. María Eugenia no puede plantearse trabajar o luchar por su dinero. Como mujer, no tiene ni voz ni voto. Y nos habla de la importancia de la belleza de una mujer para conseguir un buen matrimonio.
María Eugenia puede parecer superficial: le encanta la ropa y no duda en derrochar dinero si tiene oportunidad. Pero detrás de una joven algo alocada, se esconde una mujer obligada a reprimir sus impulsos y a aceptar su destino. Hay enfados, pero también hay resignación, mucha. Como si María Eugenia, en algunas páginas, renunciara a sus deseos imposibles y los ocultara en el fondo de su corazón, por sufrir menos al ver que quizá no pueda cumplirlos.
Ifigienia se hace algo larga, y a ratos es un poco cursi. Pero está muy bien escrita, es variada en su forma (carta, diario, etc.) y si la leéis, cogeréis mucho cariño a María Eugenia.
Ratita de laboratorio
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