lunes, 21 de octubre de 2019

Las desventuras del joven Werther, de Goethe

Después de leer Fausto, me propuse volver a leer a Goethe con Las desventuras del joven Werther, una novelita sobre el amor no correspondido que en algún momento, hace muchos años, empecé a leer pero terminé dejando. Muy bonita, muy bien escrita: otro clásico alemán que debería ser leído.




Goethe publicó Las desventuras del joven Werther en 1774. Inspirado en un amor platónico personal y en la historia de un amigo que sufrió mucho por amor, escribió esta novela epistolar donde Werther se enamora perdidamente de Lotte, una joven ya prometida con la que entabla una bonita amistad. Werther le  escribe cartas casi siempre a su amigo Wilhelm, y casi siempre a través de ellas conocemos cómo es Lotte, lo buena que es, y la relación que mantienen.

Werther siempre supo que Lotte estaba prometida, pero el amor no entiende de reglas, y se enamoró de ella, aceptando que era un amor imposible y que su relación nunca se haría realidad. Werther pasa por diversos estados: amor, enfado, melancolía, sus amigos le aconsejan marcharse para alejarse de ella. Pero aunque lo haga, su amor no cambia. Goethe describe muy bien en esta obra la capacidad del amor de ocuparlo todo, de modelar el estado de ánimo, de conseguir ocultar cualquier otra faceta de la vida.
Goethe (wikipedia)

Os recomiendo leer la historia de Werther: yo la leí en castellano, pero no sé si en alemán será muy complejo. Werther se debería leer cuando uno es joven y el enamoramiento puede ser lo único importante en la vida. Aunque, sin ánimo de hacer spoiler, tampoco es apto para personas que estén viviendo esa situación. Pero, cuando uno lo lee, recuerda esa época adolescente en que una mirada podía serlo todo, y dar sentido a un día donde los suspiros y los sueños ocupaban demasiado espacio en la rutina. Uno se alegra de no ser como Werther, pero Goethe consigue que entendamos su alma y su sufrimiento. Y recordemos sentimientos que nunca llegaron a nada pero que lo fueron todo, los que algunos llaman "amores imaginarios".

Ratita de laboratorio

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