Hace muchísimos años
que leí La insoportable levedad del ser. Fue un regalo, que
recibí quizá demasiado pronto. Obligada a imaginar los sentimientos
que leía y las personas que protagonizaban la novela, éste es uno
de esos libros que marcan, y que acuden a menudo a la memoria. Hay
textos y personajes que en su momento no entendí, cuya significación
sólo intuí en un mundo de sentimientos para los que no fui
especialmente precoz que, con el tiempo, han vuelto a mí y he
reinterpretado: vidas que ahora entiendo, miedos que ahora tengo. La
tarea de releerlo está ahí, porque seguro que ahora el libro me
dice otras cosas que serán igual o más interesantes que las que me
dijo entonces. O quizá menos, y por eso nunca me decidí a bajarlo de la estantería.
Milan Kundera, escritor
checo, publicó este libro en 1984. Considerada su obra cumbre, habla
del amor y sus distintas caras, y del socialismo, de la implicación
en política, de 1968. Sus personajes, con sus actitudes ante los
problemas, se enfrentan a la vida de diferente forma, y Kundera nos
muestra sus dudas existenciales. A lo largo del libro escribe textos
sobre distintos temas, algunos de los cuales siguen conmigo, siempre,
y son tema recurrente años después cuando aquello que creía
entender se convierte en mi presente o en el de alguien que tengo
cerca.
Tomás y Teresa son los
protagonistas de la novela. Se quieren, aunque Tomás engañe a
Teresa y Teresa lo perdone, incapaz de imaginarse una vida sin Tomás.
Hay otros personajes que también conocemos bien y cuyas vidas se
entrelazan (o no) con las de Tomás y Teresa. Kundera nos cuenta lo
que piensan y lo que sienten, y lo que hacen, para que entendamos
mejor su actitud ante la vida, y sus motivos para actuar como lo
hacen. No puedo hacer un resumen mejor: tantos años han pasado que
me cuesta no contar un final que aún recuerdo, o mencionar
características de los personajes que quizá se mencionen hacia el
final. Además, en el fondo el argumento tampoco es una historia en
sí, sino una suma de escenas, a lo largo de los años, en los que
los personajes evolucionan en distintos sentidos.
Milan Kundera (Wikipedia) |
Uno de los textos que más
a menudo me vienen a la mente es el de la compasión. Tras escribir
la palabra en distintos idiomas, Kundera nos explica cómo la
compasión es la forma más pura del amor, porque implica „sentir,
o sufrir con“ (Mitgefühl y Mitleid, por ejemplo, en alemán) y no
sólo sentir pena del otro. La explicación del título también
acude a veces a mí: en su momento no entendí a Sabina y ahora, años
después, pienso en ella cuando exijo unas palabras, o cuando olvido que hay mañana.
Sí, tengo que releerlo.
Porque no sé si recomendarlo o no, ni quién es su perfecto lector.
Tantas caras del amor que conocemos, de cerca o de lejos, que nos
obligan a sentarnos y a pensar en nuestro pasado, en nuestro
presente, en nuestro futuro. Recordarnos qué buscábamos y qué
hemos encontrado, qué personaje éramos y en cuál nos hemos
convertido. E imaginar en cuál nos convertiremos.
Ratita de laboratorio
PD: Totalmente
recomendable leer Ana Karenina antes de leer este libro. Kundera hace
un spoiler legendario que intenté olvidar durante años, pero tiré
la toalla y terminé leyendo a Tolstói aun sabiendo cómo terminaba
la obra. El que avisa no es traidor.
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Yo también creo que me topé con este libro demasiado pronto en la vida. Después de leer esta reseña lo vuelvo a poner en mi lista de lecturas pendientes :)
ResponderEliminarHola Cris!
Eliminarme alegro, en la mía también está pero nunca me decido. cuando lo releas, pásate por aquí y nos cuentas si las sensaciones son las mismas.
gracias por leernos! abrazos!