Mario Benedetti es un escritor para leer en la adolescencia. Sus cuentos y, sobre todo, sus poemas.
La Tregua, una novelita corta, llegó a mis manos hace muy poco y antes de abrirlo ya imaginé que me hubiera gustado leerla antes, con 17, con 20, cuando descubres libros que te hacen sentir cosas, cuando encuentras a escritores por fin que ponen en palabras lo que tú no sabes expresar. Como ya llevo unas cuantas lecturas detrás, Benedetti no me ha entusiasmado tanto como cuando lo leí por primera vez. Pero eso no impide que este sea un libro pequeño y maravilloso; triste e intenso, capaz de sacudirte y de emocionar.
La Tregua está contada como el diario personal de un hombre de unos 50 años, que está a punto de jubilarse (tengo que investigar sobre el sistema de seguridad social uruguayo...) Enviudó hace muchos años y tiene tres hijos ya adultos, con los que convive, y con los que tiene una relación distante. La forma de diario hace que el tono sea extraordinariamente sincero. No escribe mucho por día, pero el autor no se guarda nada. Confiesa sus miedos, su hastío; sus problemas de comunicación con sus hijos y sus compañeros, su hartazgo de la oficina... y otros problemas que van más allá: sus reflexiones cuando ya atisba el final de su vida y, sobre todo, su soledad.
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Mario Benedetti. Wikipedia Commons |
Cuando sus preocupaciones se limitaban ya a calcular cuándo llegaría la ansiada jubilación y a imaginarse una vejez ociosa y tranquila, lejos de un trabajo que nunca le satisfizo, llega una nueva compañera de trabajo, Laura Avellaneda, que cambia de golpe su mundo y le hace vivir plenamente de nuevo. Benedetti utiliza el diario para mostrarnos cómo los sentimientos de su protagonista hacia ella van cambiando, desde la indiferencia a la curiosidad, desde la atracción al enamoramiento; desde el miedo al fracaso a la felicidad, sin más.
Con Benedetti, más poeta que novelista, lo que importa son las frases que deja salpicadas en el texto; las reflexiones sobre el amor y la vida, cuando la vida se vive de forma plena. Los momentos de complicidad que consigue crear entre el protagonista y el lector, que asiste a lo que ocurre desde sus confesiones más secretas, son lo mejor de este libro, intimista, tierno y, en muchos momentos, muy duro.
Ratita presumida
Tienes toda la razón. Sus poemas son lo mejor. Y sí, La Tregua la leí con unos 21-22 años. Y me impactó. Quizá ahora, releyéndola, me parecería infantil o vana. Aún así, es un libro precioso. Me alegro que te gustara aunque sólo fuera un poco y que te hiciera volver un poco "al esplendor en la hierba" de antaño.
ResponderEliminar¡Hola, Rosalinda! Me gustó mucho ahora (algunas lagrimillas solté en el metro...) pero sé que me hubiera alucinado siendo más joven. La verdad es que agradezco mucho que llegara a mis manos... Un beso fuerte y gracias por leernos! ;)
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