martes, 15 de diciembre de 2020

Adiós mi España querida, de Rafael Torres


Adiós mi España querida
fue un regalo de las navidades pasadas. Cosas de la pandemia, ha tenido que esperar a ser leído, pero por fin lo he terminado. La intención del regalo estaba clara: conocer testimonios de ese otro "exilio" posterior a la Guerra Civil causado por la situación económica y saber si emigrantes de otras generaciones se sienten como yo. He de decir que, aunque intenta cubrir muy variados perfiles, cae en la lágrima fácil, y a veces los comentarios políticos no vienen a cuento. Pero como libro, me ha parecido muy bien editado, y un buen regalo para los protagonistas de las historias.

 

Rafael Torres publicó Adiós mi España querida en 2009. Periodista, ha publicado varias obras dedicadas a la Guerra Civil y sus consecuencias.

En Adiós mi España querida Torres entrevista a emigrantes que durante los años sesenta y setenta se marcharon fuera del país a buscar un trabajo (y una vida) mejor. En la introducción da datos muy interesantes sobre esa verdad ignorada: España fue durante mucho tiempo un país de emigrantes, y las remesas ayudaron a su desarrollo. Esta emigración, sin embargo, no siempre encaja en el perfil de los exiliados (o no directamente) ni en el de "la maleta de cartón", y reivindica su lugar en la historia de España. Con este libro, recuerda a una generación obligada a marcharse y sus motivos, que aunque eran económicos, muchas veces iban unidos a un deseo de libertad o de huir de las consecuencias de haber perdido la guerra.

Torres (esfera de los libros)

Todas las historias que cuenta son diferentes, y la variedad es un valor en el libro. Además, se han incluido fotos y recuerdos de todos los protagonistas, que ayudan a ubicarlos en su juventud en sus lugares de destino. Por mencionar una, hablaré de Joaquín y María José, del mismo pueblo, que se reencontraron un día en París y decidieron vivir la ciudad y su libertad hasta donde pudieran. 

Según Torres, muchos (todos) los emigrantes tenían motivos políticos añadidos para marcharse. La Guerra Civil tuvo consecuencias en las familias de los perdedores, y ya en sus lugares de destino los emigrantes entraban en contacto con exiliados que les hablaban de que otra España era posible, por lo que en todas las historias hay una crítica al bando franquista de la guerra y al dictador. Sentir necesidad económica le hace a uno preguntarse quién es el culpable, pero no creo que todos los emigrantes fueran perdedores o hijos de perdedores de la guerra. En España había demasiada gente normal y corriente que, fueran de un bando o de otro, iban a sufrir las consecuencias de la guerra perdiera quien perdiera.

Me parece un bonito regalo para emigrantes de generaciones pasadas: libros de este tipo hacen falta para hablar y contar las verdades sobre un fenómeno social del que se ha escrito poco. Pero como libro, no me ha terminado de enganchar.

Ratita de laboratorio

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