domingo, 23 de diciembre de 2018

Descolonizar la mente. La política lingüística de la literatura africana, de Ngugi wa Thiong'o

En mi búsqueda de candidatos al Premio Nobel de Literatura conocí a Ngugi wa Thiong'o, del que leí Un grano de trigo. Pero su obra más conocida es el ensayo que nos ocupa, Descolonizar la mente, sobre literatura africana. Lo he leído muy interesada en conocer sus opiniones sobre la Lengua y la Literatura africana, el idioma en el que se escribe y la educación en Kenia. No estoy de acuerdo con todas sus ideas, porque identifica un idioma con un tipo de política. Pero hace reflexionar sobre la influencia y la importancia de la educación en el proceso de (neo) colonización.

Ngugi wa Thiong'o publicó Descolonizar la mente en 1986. Al principio de su carrera como escritor, el autor de Weep not, Child escribía en inglés, pero poco a poco empezó a sentir la necesidad de comunicar en su lengua materna, el Gikuyu, para llegar a otro tipo de público en Kenia y porque veía un conflicto entre el idioma familiar y el de su educación. Por qué no estudiaban en la escuela literatura africana? Por qué otros autores africanos contemporáneos deseaban adaptar el inglés a sus necesidades particulares y no escribir directamente en lenguas africanas? Creó un grupo teatral que representaba al aire libre obras escritas en gikuyu, con gran carga política antiimperialista y anticolonial. Esto le llevó a la cárcel, y allí cambió el idioma de su escritura para siempre, con El diablo en la cruz, escrita durante su estancia carcelaria y directamente en gikuyu.

Ngugi wa Thiong'o (wikipedia)
Kenia fue una colonia británica, y esto se ha reflejado en la educación. El idioma en la escuela era el inglés, y el estudio de la literatura se ha efectuado desde el punto de vista europeo. Esto hizo que los autores keniatas del siglo XX escribieran principalmente en inglés, y que en varias Conferencias se discutiera la definición de la literatura africana. Ngugi wa Thiong'o y otros autores defienden la escritura en la lengua originaria del país africano en cuestión (en Kenia en swahili y en gikuyu), y reformar el sistema de educación para que se estudie la tradición literaria keniata, y el resto de literaturas en relación con la nacional. Según Ngugi wa Thiong'o, hacer lo contrario es la prolongación de la colonización, donde después de los intereses políticos y económicos es colonizada la cultura, como una forma de dominación más, donde sólo se leen determinados libros y en determinados idiomas, para reprimir el sentimiento nacionalista.

Creo que Ngugi wa Thiong'o tiene razón en muchas cosas: yo también creo que la lengua materna es normalmente la indicada para escribir o hacer arte, y es muy duro que aún en el siglo XX y en nombre de intereses de dominación se impusiera otra lengua en la educación de un país tan distinto a Reino Unido como Kenia. Esto supuso la creación de una élite keniata que pudiera estudiar en Universidades internacionales, y que fueran capaces de comunicarse fuera de su tierra natal, pero según nuestro autor, el objetivo final era prolongar el colonialismo tras la independencia creando una clase social afín a los intereses imperialistas. 

Para mí, los idiomas, la literatura de cada lengua o nación es fuente de riqueza, y suprimirla o no protegerla es sinónimo de una profunda ignorancia. Pero este autor identifica el idioma con una ideología y una manera de pensar: aprender literatura inglesa casi implica reconocer su superioridad, y escribir en gikuyu es para él un acto político. Considera la literatura un medio para despertar a la población en contra del neocolonialismo, y no entiende la escritura sin mensaje. Para alguien que ha pasado por la cárcel y se ha visto obligado a vivir en el exilio, es normal la politización en la literatura, y entiendo que, ya no sus libros, sino su vida entera sea hacer política para llevar la libertad y la mejora del nivel de vida a su país. Pero no todos los autores tienen por qué pensar como él, y para mí los idiomas están por encima de la polítca: identificar una lengua con una forma de pensar, un partido político o una postura ideológica resulta negativo a medio plazo, e implica rechazo entre los que piensan distinto. Por eso, no comparto su forma de pensar.

Creo que la situación en Kenia debe ser complicada, pero a mí me gusta pensar que dentro de un tiempo esta dicotomía no existirá y que, después de tanto tiempo de colonialismo británico, el inglés y el gikuyu convivirán en armonía. Mucho más allá de la política, y porque autores como Shakespeare son de todos.

Ratita de laboratorio


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