Niebla es uno de
esos libros pendientes que en algún momento de mi vida quería leer.
No muy largo y con la sospecha de que no sería muy complicado, se
merece la primera crítica del blog del 2014. A mí, que me gusta
mucho la literatura experimental, Niebla me ha parecido un
libro muy moderno: el título da idea del tema de la obra, donde la
frontera entre la realidad y la ficción no está clara. Dejaos
envolver por ella y dudad hasta de vuestra sombra.
En Niebla, Miguel
de Unamuno nos cuenta la historia de Augusto, hombre rico e indeciso
que quiere casarse pero que no sabe muy bien con quién. Enamorado de
Eugenia (o más bien de sus ojos, y de una forma platónica), la
corteja, a pesar de saber que tiene novio.
La importancia y el valor
de este libro no se basa en su argumento, sino en la niebla de la
que habla y en la que se encuentra el mismo Augusto: personaje de
Unamuno, duda de su propia existencia, sobre la que discute con el mismo autor. Ya desde el principio del
libro, prologado por uno de los personajes, notamos que la mezcla de realidad y ficción es el verdadero tema de la obra. Unamuno afirma haber matado a
Augusto, y duda sobre si Goti (el personaje prologuista) no se merece
el mismo fin.
A mí Niebla me ha
parecido muy original, pero es sólo apta para quien se interesa por
los libros un poco raritos, ya que la historia en sí, aunque
divertida, no tiene mucho interés. Creo que refleja el
carácter de Unamuno, que con esta obra buscaba regenerar la novela, así como durante su vida buscó regenerar nuestro país.
Sin meterme en valoraciones políticas, su inconformismo y
su capacidad de crítica de todo (y a todos), serían muy necesarios
en el mundo de hoy donde nos callamos demasiado.
Ratita de laboratorio
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