domingo, 5 de mayo de 2019

El vestido azul, de Michèle Desbordes

A Camille Claudel la conocí en París, en la clase de francés que dedicamos al arte, donde leímos un artículo sobre su vida, sus esculturas, su relación con Rodin y el final de su vida en un manicomio. Leí que El vestido azul, la obra de Desbordes sobre Claudel, narraba su vida desde un punto de vista diferente, y que conseguía conmover, y no pude evitar regalármelo estas Navidades. No recomiendo libros tristes, y es que Desbordes pone voz a Camille desde Montdevergues, el asilo en el que estuvo recluida durante treinta anyos, y se imagina lo que pensaba, lo que esperaba, lo que recordaba. Ojalá su época hubiera sido otra: quizá su vida no hubiera terminado así.


Desbordes publicó El vestido azul en 2004, y murió en 2006. Otra obra suya muy conocida es La petición.

Desbordes (Periférica)
Claudel pasó los últimos treinta anyos de su vida en un manicomio, debido a que, viviendo en París, sufrió varias crisis, y a que vivía encerrada en su taller, sin relacionarse con nadie, esculpiendo y rompiendo, creando y destruyendo. Dicen que los vecinos se quejaban, y su familia, tras la muerte de su padre (su único apoyo familiar), decidió internarla. Para nunca más volver a salir.

Desbordes nos cuenta cómo se siente Claudel: qué recuerda, en qué piensa. Habla de Rodin, por supuesto, pero también de su infancia, junto a su hermano Paul. Paul Claudel, un escritor conocido que siempre quiso viajar, adoraba a Camille, pero la visitó poco durante su encierro. Estas anoradas visitas, las palabras de Paul sobre su hermana, su relación profunda aunque a distancia, marcan los recuerdos y las reacciones de Camille. Y la espera, un día tras otro, de la visita de su hermano, nos rompe el corazón.

El vestido azul es un libro duro: Desbordes inventa una Camille que no sabemos si fue como dice, pero que nos creemos. Así que no lo recomiendo. Si a pesar de todo os gusta Claudel, y Rodin, y su relación tan intensa y destructiva (o constructiva, ya que ambos se influyeron mutuamente en sus esculturas), os recomiendo leer algo sobre su vida antes de empezar. O tener fuentes de información a mano: para buscar fotos de sus obras, para ubicar a sus conocidos, para disfrutar admirando El Vals. 

Y si vais a París, buscad sus obras, deseando que hubiera nacido en otro momento, que hubiera dado con otros médicos. Quizá con la ayuda adecuada, hubiera encontrado la paz. Sin sentirse derrotada.

Ratita de laboratorio

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