El teatro hay que verlo,
y no leerlo, como he dicho alguna vez ya en el blog, pero a veces no
están en cartelera las funciones a las que nos gustaría acudir. El
avaro fue un regalo de un amigo, fruto de una broma, o de una
indirecta, que no voy a poner mucho esfuerzo en comprender. Sin mucha
fe en que me gustara, la leí en dos ratos en el tren, y me divirtió
más de lo que esperaba.
Molière escribió El
avaro en 1668. Autor principalmente de comedias, se enfrentó a
la sociedad de su tiempo con sus críticas a la iglesia y a la
burguesía.
Molière (wikipedia) |
El avaro, como su
nombre indica, cuenta la historia de un burgués que disfruta
ahorrando dinero y no gastándolo, sin importarle que sus sirvientes
lleven ropas viejas o que sus hijos se vean obligados a pedir
préstamos. Los vástagos aspiran a acceder a su fortuna y a casarse
con sus enamorados, de lo que no saben cómo convencer a su padre.
El avaro es una
obra divertida, ya que Harpagón es un personaje caricaturesco que
desconfía de todos, y que piensa que cualquiera de sus conocidos o
familiares va a robarle, provocando escenas muy graciosas. Pero es
una obra de la época que es: teatro clásico, así que no busquéis
ni dobles sentidos ni estructuras complejas.
Ratita de laboratorio
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