William Finnegan divide la biografía en un puñado de largos capítulos, en los que relata las etapas clave de su vida: la infancia en Hawai, la adolescencia en California, los viajes de su juventud, la edad adulta. Nos lo cuenta utilizando el surf como hilo conductor: todo cambia, él el primero, a lo largo de los años. Pero su amor por las olas continúa: algo siempre tira de él cuando parecía que lo había dejado de lado. En algún momento, el surf se convierte en el elemento esencial de su vida. En otros es una vía de escape, pura evasión. A veces, vive instantes únicos, llenos de sentido. Otras, lo practica porque es la forma de examinarse a sí mismo, de reencontrarse con lo que es. El lector, al leerlo, puede sustituir surf por cualquier otra afición capaz de hacernos sentir vivos, de disfrutar del solo hecho de estarlo. Es eso exactamente de lo que nos habla Finnegan. Y lo que explica su pasión.
William Finnegan | Libros del Asteroide |
En cierto modo, el libro es la larga historia de una búsqueda y el surf es una de las formas que encontró el autor para darle respuesta. Sus relaciones también lo son, así como sus viajes, sus lecturas, su anhelo de escribir una novela y su trabajo de maestro o de corresponsal. Con un tono nada pretencioso, riéndose a menudo de sí mismo en los episodios más cómicos y sin tener piedad al hablar de sus equivocaciones y sus momentos de vacío, Finnegan va hilvanando una aventura con otra. Y consigue, al final, que entendamos, y sintamos, qué le lleva a meterse bajo olas: esos instantes únicos que se presentan raras veces, que le hacen saberse eterno. Parece casi imposible, pero es capaz de explicar por qué.
Ratita presumida
No hay comentarios:
Publicar un comentario