El laberinto de la
soledad fue un regalo de ésos que se deciden en conversaciones
previas a un cumpleaños por haber sido protagonistas de alguna
reunión. De Octavio Paz sólo había leído dos cuentos, género que
cultivó muy poco, así que pensé que esta lectura me ayudaría a
entender el por qué de su Premio Nobel. Pero Paz es
un autor inmenso y, sobre todo, poeta, así que sólo descubrí lo mucho que me queda para entender su
importancia en la Literatura del siglo XX.
Octavio Paz, escritor
mexicano, publicó El laberinto de la soledad en 1950. Lo
escribió viviendo en Francia, ya que su trabajo como diplomático
le llevó a menudo a vivir fuera de su país. Empezó a escribir
desde muy joven, y se le considera uno de los mejores poetas en
castellano. Comprometido políticamente, defiende el ejercicio de la
crítica a la vez que rechaza el servilismo de los artistas a
partidos políticos concretos, algo que muchas veces no fue
comprendido por sus contemporáneos. En el libro que nos ocupa Paz
intenta descubrir (y describir) el carácter mexicano, y a partir de
su pasado entender su presente y predecir su futuro. A raíz de la
represión contra los estudiantes de 1968 en la plaza de Tlatelolco,
decide revisar su pensamiento y redactar su Postdata,
continuación del ensayo. La edición que yo leí agrupa estos dos
textos y la entrevista de Claude Fell titulada Vuelta a El
laberinto de la soledad, realizada en 1975. Es importante ver la
matización que el autor hace de sus propios textos, reflejando y
promoviendo el pensamiento crítico que le caracterizaba. Paz murió
en 1998.
Octavio Paz (wikipedia) |
El laberinto de la
soledad es un ensayo sobre México: su historia y su carácter
nacional, su lugar en el mundo y el de los mexicanos en la historia
internacional. Las primeras páginas dan a entender que el autor
defiende la existencia de un carácter nacional, y eso me hizo sentir
reticencias. No me gustan los estereotipos, y no soporto el típico „los españoles son...“ o el „los alemanes
siempre...“, pero al seguir leyendo me di cuenta de que había
simplificado el objetivo del autor.
Con la mención de
ciertos rasgos comunes en los mexicanos (y quizá en muchas otras
nacionalidades) el autor nos invita a entender la cultura y a
observar, no ya el origen de estos adjetivos, sino a descubrirlos en
la historia. Nos dice que son cerrados, y que se ocultan bajo una
máscara, que conviven con naturalidad con la muerte y que disfrutan
de la Fiesta. Nos habla de la Malinche y de la Conquista, de la
palabra chingar y de su importancia en México. Hasta contarnos la
historia de un país con rupturas en su desarrollo, cuyo origen o
esencia se oculta, y en el que los intentos por adaptar su forma a
sistemas políticos importados han fracasado y retrasado la (futura)
invención del sistema mexicano, un sistema por fin adecuado a sus características particulares,
únicas en América Latina y en el mundo.
El estilo de Octavio Paz
es inmejorable en su claridad y concisión, dice mucho en muy pocas
líneas, de forma que cada página podría ser origen de un ensayo
nuevo. Esta densidad de pensamiento dificulta su lectura, pues está
cargado de ideas que merece la pena reposar y reflexionar. Paz
refleja en su obra conocimientos sobre historia, literatura,
filosofía y psicología, y menciona teorías, corrientes, autores y
políticos que muchas veces no conocemos. Desde mi punto de vista
merece la pena interrumpir la lectura y buscar las referencias, y así
poder seguir a Paz en sus reflexiones.
Moctezuma y Cortés (Carlos Rey Emperador, RTVE) |
Otra dificultad es el
país sobre el que escribe. No es posible (y de ese modo le damos la
razón en su planteamiento, aunque quizá no fuera su intención)
extrapolar lo que leemos a otras nacionalidades, así que es
necesario conocer México para entender su evolución como país.
Pero en su ejercicio crítico sobre la realidad de México también
escribe frases aplicables a la sociedad en general, como cuando habla
del binomio soledad-amor, que no es exclusivo de los mexicanos, sino
que es una característica del hombre:
„El hombre (…)
cada vez que se siente a sí mismo se siente como carencia de otro,
como soledad.“
Al leer este libro y las
reflexiones de Paz sobre la necesidad de la crítica en la sociedad
he pensado que siempre son demasiado pocos aquellos que escriben para
ayudarnos a entender la realidad, y demasiado pocos también los que
se interesan por entenderla. Además el libro está lleno de
esperanza, y da mucha pena ver lo poco que se ha avanzado desde su
redacción. 66 años después su descripción de la situación
política en el mundo está obsoleta, pero los problemas de la
sociedad siguen existiendo, por lo que llegamos a la conclusión
después de la lectura de que muy poco ha mejorado desde entonces.
¿Revisó Octavio Paz su
pensamiento después del 75? ¿Qué escribiría ahora si viviera
sobre la caída de la URSS, el narcotráfico o el terrorismo
islamista? Probablemente nos diría otra vez:
„(...) la crítica
del otro comienza con la crítica de uno mismo.“
Estemos
de acuerdo con él o no, autores como él no nos sobran en este
mundo.
Ratita de laboratorio
No hay comentarios:
Publicar un comentario