El 2016 está siendo un
año de proyectos cumplidos, de leer por fin esos libros que siempre
pasan al tercer o cuarto puesto en nuestra lista de pendientes por
pereza o porque otros con más interés se les cuelan. Ése es el
caso de Poeta en Nueva York, el grupo de poemas surrealistas de Lorca
escrito tras su estancia en esa ciudad. Escribir un post sobre Poeta
en Nueva York es sin duda el reto del año, porque es un libro
difícil y un hito de nuestra literatura, y porque, sinceramente, no
he entendido mucho. Escribiré algo sobre
algunos de sus poemas, de los que sí he adivinado su significado o
que más me han gustado, para con ello animaros a leer al menos
parcialmente una de esas obras que trasciende en el tiempo.
Lorca llegó a Nueva York
en 1929, antes del crack económico, y vivió allí aproximadamente nueve meses.
Después se marchó a La Habana, desde donde volvió a España un año
después de su partida. Lorca vio en Nueva York el símbolo de la
modernidad y el capitalismo, capaces de alienar al hombre y traerle
un falso progreso. En su poemario habla de la soledad del individuo
en las grandes ciudades, de la precariedad en el trabajo, de la falta
de contacto con la naturaleza en la ciudad y de la segregación de
los negros. En realidad Lorca habla de mucho más, digamos que esos
temas son los más fáciles de identificar o los que él (y sus
críticos) explicó alguna vez. Pero hay muchas otras figuras y
metáforas que no sé si dan ritmo, complementan a las otras, o
incorporan temas nuevos a sus críticas. Los poemas nos hacen sentir el ambiente
deprimente, agobiante y la sensación de desapego en su soledad que
Lorca debió experimentar allí.
Lorca (web) |
Aquí os dejo un par de
fragmentos, sacados de algunos de los poemas de Poeta en Nueva York,
donde destaca la defensa de los desfavorecidos:
Nueva York (Oficina y
denuncia)
(…) Yo denuncio a toda
la gente
que ignora la otra mitad,
la mitad irredimible
que levanta sus montes de
cemento
donde laten los corazones
de los animalitos que se
olvidan
y donde caeremos todos
en la última fiesta de
los taladros.
Os escupo en la cara.
La otra mitad me escucha
devorando, orinando,
volando en su pureza,
como los ninos de las
porterías
que llevan frágiles
palitos
a los huecos donde se
oxidan
las antenas de los
insectos. (…)
Grito hacia Roma (Desde
la torre del Chrysler Building)
(…) Porque ya no hay
quien reparta el pan y el vino,
ni quien cultive hierbas
en la boca del muerto,
ni quien abra los linos
del reposo,
ni quien llore por las
heridas de los elefantes.
No hay más que un millón
de herreros
forjando cadenas para los
ninos que han de venir.
No hay más que un millón
de carpinteros
que hacen ataúdes sin
cruz.
No hay más que un gentío
de lamentos
que se abren las ropas en
espera de las balas (...).
Estos dos fragmentos son
muy poco para lo que hay en el libro, sólo una parte de poemas más largos donde se combinan las frases más bonitas con las más crudas. Por no hablar de lo que no he descubierto. Los
poemas de racismo, la oda al escritor Walt Whitman, la defensa de los animales
y de la naturaleza de Lorca podían también haber formado parte del post, pero no caben, y quizá os guste a vosotros descubrirlo.
La poesía de Lorca no es la mejor para iniciarse en el género, y este libro tampoco es el mejor para iniciarse con Lorca. Probad mejor con Romancero gitano, o con alguna de sus obras de teatro. Sus metáforas son más fáciles de entender, y el ritmo se hace más fácil de seguir.
La poesía de Lorca no es la mejor para iniciarse en el género, y este libro tampoco es el mejor para iniciarse con Lorca. Probad mejor con Romancero gitano, o con alguna de sus obras de teatro. Sus metáforas son más fáciles de entender, y el ritmo se hace más fácil de seguir.
Ratita de laboratorio
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