martes, 17 de enero de 2023

Los vencejos, de Fernando Aramburu

Aunque varias personas intentaron desanimarme, después de Patria quería leer la nueva obra de Aramburu, Los vencejos. Sabía que era difícil igualarla o superarla, que era fácil que me decepcionara. Pero tenía la esperanza de que el problema de la obra fuera el tema: Los vencejos habla de un hombre deprimido, y eso desanima a cualquiera. Pero he de decir que no es sólo el tema: sintiéndolo mucho, no la recomiendo.

 

Aramburu publicó Los vencejos en 2021. Como primera novela después de Patria, supongo que tuvo que ser difícil para Aramburu volver a escribir: debió sentir presión y decidió escribir algo que no tuviera absolutamente nada que ver.

Toni, el protagonista de Los vencejos, decide suicidarse en un año, y hasta que llega la fecha escribe un diario donde mezcla los sucesos de su vida diaria con sus recuerdos. Toni está separado, con su hijo, no muy inteligente, no se entiende bien. Con su hermano siempre se ha llevado fatal, su padre está muerto, y su madre vive en una residencia enferma de Alzhéimer. Sólo tiene un amigo, Patachula, que tampoco está muy animado y que decide apuntarse al plan y suicidarse con él.

Toni no cae simpático: es un cínico, y hace desprecios a todos. No conoce la empatía, y a través de muchas historias que cuenta vemos que su forma de reaccionar ante la revelación de sentimientos o secretos es casi siempre errónea o falta de tacto. Así que sí: Toni cae mal.

Poco a poco vamos conociendo detalles de su infancia o de su matrimonio, y vemos que en su familia vivió cierta violencia, que el matrimonio de sus padres tampoco fue muy feliz, y que Amanda, su exmujer, tampoco se lo puso fácil en la pareja. 

Aramburu ha buscado con Los vencejos, probablemente, distanciarse de Patria. En Patria hay un mensaje, es duro, y crudo, pero también es una invitación a escuchar y a dar la mano. Y con Los vencejos parece que quiso hacer todo lo contrario. Y no le terminó de salir bien.

Yo a Toni no me lo termino de creer: no sé si es como se le describe, sobre todo cuando a veces tiene ciertos toques de humanidad que desbaratan toda su maldad anterior. Así que no me queda claro cómo es: insensible, está deprimido, se aleja del mundo para no sufrir... pero cuando por fin parece que nos acercamos a él y sentimos algo de compasión, el argumento da un giro y vuelve a ser un bocazas o a insultar a una mujer.

No sé, me da la impresión de que le falta coherencia al personaje. Yo he leído libros sobre personajes deprimidos y me han gustado, pero claro, para escribir sobre eso hay que lanzarse a la piscina del todo. Y creo sinceramente, que Aramburu no puede evitar darle algo de humanidad a Toni, y ése es su error.

Me ha encantado, sin embargo, cómo escribe. En Patria cada personaje tiene su propio estilo, y falta la voz de un narrador objetivo de forma tradicional. En Los vencejos Aramburu utiliza la primera persona pero no intenta imitar la forma real de hablar de nadie, y descubrimos su prosa, bastante buena. Además refleja muy bien lo que es un diario: desordenado, unos días escribe sobre recuerdos, otros sobre cómo le ha ido el día, y a través de los capítulos vamos descubriendo qué le obsesiona más o le preocupa. Toni no se plantea que nadie vaya a leer el texto, así que es sincero, pero se nota que va ganando atrevimiento en su introsprección y que al avanzar las páginas lo que cuenta va siendo cada vez más duro, como si él mismo fuera haciendo un ejercicio por comprender. Eso está muy logrado.

Así que aunque no recomiende Los vencejos, si hay una nueva novela de Aramburu, probablemente la lea. Más alejados de Patria y con Los vencejos de por medio, la presión de Aramburu será menor, y nuestras expectativas más ajustadas. Y seguro que todo sale mejor.

Ratita de laboratorio

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