Hace unos meses comiendo
con un compañero hablamos de si nos veíamos toda la vida trabajando
donde estábamos, de si teníamos metas laborales por cumplir y, al
saber que tenía un blog, decidió regalarme un libro sobre cómo
cumplir mis sueños. Él pensó que el libro hablaba de
emprendedores, pero luego se dio cuenta de que no era exactamente lo
que él creía. A pesar de que este libro, como dijo otro amigo, sólo
vende humo, lo leí y aquí estoy escribiendo la reseña. No me ha
gustado, y sigo sin saber cómo emprender. Lo mejor del libro fue la
intención del regalo.
Kim Kiyosaki publicó Es
hora de emprender el vuelo en 2011, después de la crisis
económica. Escritora del bestseller Mujer millonaria, tiene
una empresa junto a su marido Robert (escritor de Padre rico,
padre pobre) que presume de proporcionar a la gente „educación
financiera“ y animarlos a invertir y a ocuparse de su dinero y
hacerlo crecer. Tienen un juego que se llama Cashflow que ayuda a
entender lo que explican, donde los pobres que esperamos nuestra
nómina a fin de mes somos „ratas“ que hacen girar una rueda,
como en las jaulas de los hámsters. Los Kiyosaki nos ayudan a salir
de la rueda y a poner a trabajar nuestro dinero para que dejemos de
depender de nuestros jefes y alcancemos la „libertad financiera“.
El libro ya entró con
mal pie: un libro de economía especial para mujeres, como si nuestro
cerebro funcionara de forma distinta al masculino. Las primeras
páginas nos explican que la pobreza de las mujeres mayores en un
país como USA es muy común, donde muchas mujeres no se ocupan de
sus finanzas y dependen de sus maridos (o padres, o hermanos) en lo
que a su dinero se refiere. Kiyosaki les anima a ser responsable de
las decisiones que toman, a formarse y a educarse, y a no esperar a
tener un problema para darse cuenta de que gastan más de lo que
ganan.
Kim Kiyosaki |
En principio esto está
bien, pero yo en ningún momento me he podido sentir identificada. No
sé, faltan ceros en mis cuentas para poder olvidarme del trabajo
diario, y me he sentido más bien como „rata“ (no sólo por el
blog) que corre y corre y corre en su rueda para cobrar a fin de mes.
Con todo, esperaba al menos aprender algo de economía, y conocer la
definición de ciertos términos de una disciplina sobre la que
conozco demasiado poco, pero todo lo explicaban a medias. El objetivo
del libro era, en realidad, picar la curiosidad y animar a las
mujeres a contratar otro tipo de servicio de la empresa como
seminarios donde, espero, se explique algo más. Por eso el libro
sólo habla de sueños, libertad, inversiones etc. de forma vaga e
indefinida. Puedo entender un libro que se escriba para que alguien
decida montar su propio negocio, pero el sueño de las mujeres según
esta escritora es simplemente tener dinero, y moverlo de piso en piso
para ganar dinero sin mover un dedo. Sobre emplear a otras personas,
dar un servicio social a la comunidad o inventar algo realmente útil
que requiera esfuerzo no habla nada.
Abiertamente, no
recomiendo este libro. Prometí escribir un post sobre él y aquí
está, pero leerlo no me ha aportado mucho. Sólo estoy de acuerdo en
una cosa: la economía debería enseñarse en el colegio, y
deberíamos aprender más sobre los bancos, la
bolsa y las inversiones. Pero no precisamente para hacernos ricos sin
esfuerzo, sino para entender algo más sobre el funcionamiento del
mundo en que nos movemos.
Ratita de laboratorio
Definitivamente soy una gran admiradora de Kim Kiyosaki, quien a pesar de tener como esposo a un hombre inteligente, famoso y poderoso, jamás se dejó opacar por él. Al contrario le sirvió de guía y fuerza para decidir buscar su propia libertad financiera y escribir este libro maravilloso lleno de experiencias, lecciones y conocimientos.
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