lunes, 12 de junio de 2017

Paradiso, de José Lezama Lima

Como tantos otros, llegué a Paradiso de la mano de Julio Cortázar. En su La vuelta al día en ochenta mundos invita a su lectura, elogiando el trabajo de Lezama Lima, y yo, como tantos otros incautos, tras leer a Cortázar pedí como regalo de cumpleaños Paradiso. La dedicatoria data del 2004, cuando abandoné la lectura por compleja, y trece años he tardado en retomarla. Paradiso apareció hace poco en una lista como ejemplo de libro con fama de aburrido, al lado de Moby Dick y El Quijote. Verlo entre obras de ese calibre me animó a rescatarlo de su abandono temporal, y esta vez lo devuelvo a la estantería habiendo cumplido. Creo que es un error leerlo sin conocer la lírica de Lezama, y también llegar a él por Cortázar, pero pese a su dificultad, esta vez pude apreciar los motivos de su elogio. 

Paradiso fue publicado en 1966, poco después de la muerte de la madre del autor, circunstancia que le marcó profundamente. Pero su hermana Eloísa dice que Lezama Lima llevaba toda la vida pensando en esa obra, y probablemente años escribiéndola. Se publicaron posteriormente varias versiones, y la que yo leí (ed. Cátedra) está prologada y comentada por su hermana Eloísa, que eliminó algunas erratas. También nos habla del autor, con fama de buen conversador y muy culto, tanto, que vuelve complicada su lectura. Lezama Lima es muy valorado en Cuba, donde hizo una gran labor cultural publicando revistas y manteniendo correspondencia con conocidos autores de todo el mundo. Pero sus principios fueron difíciles, y también su final, por no estar lo suficientemente comprometido con el régimen de Fidel Castro.

lezama lima (wikipedia)
Paradiso es una novela atípica, ya que encarna las ideas que el autor tenía sobre la poesía, desarrolladas en lo que él llamaba el sistema poético del universo, de tal forma que la novela no explica las ideas sino que ES la idea. José Cemí es el protagonista de la obra y el álter ego del autor, a quien conocemos a través de sus pérdidas, sus amistades y sus crisis asmáticas. Para Lezama la imagen es tan importante que tiene significado propio (y no por lo que simboliza), y en la obra lleva esta idea hasta el final. Lezama Lima mezcla los hechos verídicos con los ficticios, intercalando sueños y visiones, difuminando de tal forma los límites que nunca estamos seguros sobre lo que estamos leyendo. Éste es uno de sus valores: mezcla recuerdo con imaginación, hecho con fantasía, poniendo como centro de la novela la imagen, con la que juega de una forma que recuerda a los juegos con el tiempo de Proust, de quien el autor por su diferente temática negó la influencia. También dibuja con su texto „lo invisible“ : las ausencias que llenan nuestra vida, y nos cuenta la maduración y formación de José Cemí como autor, hablando por ejemplo de su etapa universitaria, donde menciona las revueltas y los debates filosóficos con sus amigos.

Yo siempre he defendido que no entender del todo un libro no tiene por qué ser impedimento para que nos guste, o para que nos diga algo. Por eso defiendo las aventuras lectoras, las incursiones a la biblioteca, la elección de libros autodidacta. Pero aceptando que a veces uno se puede equivocar.

Paradiso es un libro difícil, de los más complejos que he leído. Yo lo empecé a leer por Cortázar, pero lo aplacé con la intención de retomarlo tras estudiar algo de mitología, abrumada con las alusiones en las primeras páginas a dioses cuya historia no conocía. Aunque nunca cumplí ese proyecto, me animé a recuperar la obra de Lezama Lima dispuesta a consultar las dudas que me surgieran. Porque ya sospechaba que las notas de la edición de Cátedra de Eloísa eran pocas para mí, ya que tampoco puede poner notas a una novela que crea un mundo nuevo, notas sobre la historia de la filosofía, o la dialéctica, o sobre imágenes cuando la misma novela es una imagen entera.

Hasta el mismo vocabulario que Lezama Lima utiliza es tan rico que abruma. Eloísa sólo explica los localismos, o las palabras derivadas que el autor inventaba. Pero muchas esconden teorías, autores, obras detrás cuya lectura detenida es necesaria para entender del todo lo que Lezama Lima nos quiere contar y que en sí merece la pena. Paradiso se convierte así en el punto de confluencia de innumerables ramas del conocimiento cuyo entrelazamiento ya sólo merece admiración por el saber y el trabajo que implica.

cartel de la película basada en la obra
Eloísa Lezama Lima escribe en su introducción que no hace falta entenderlo todo, y que no hay que buscar el significado oculto detrás de cada imagen del libro. Aceptar el reto de sumergirnos en la lectura sin comprender todo. Gracias a este consejo me decidí a seguir cuando no veía sentido a párrafos enteros y, en relación a lo que escribía arriba, me parece la actitud correcta ante libros tan densos. Pero Eloísa también dice que Paradiso puede ser una buena obra para conocer a Lezama Lima, y aquí discrepo. Veo mucho más acertada la segunda opción que nos brinda: leerlo como colofón a su obra o, al menos, tras haber leído varios trabajos suyos. Si conocemos previamente algunos ensayos de Lezama Lima, algunos poemas, nos familiarizaremos con las ideas que plasma en su novela y nos ayudarán a seguirla, igual que lo hace la maravillosa introducción de Eloísa. Y no digo que así logremos entenderla, pero sí nos acercaremos a adivinar su profundidad. Porque su complejidad me ha hecho preguntarme si realmente sé cuánto me falta por entender, y eso sí que es una pérdida, ya que no creo que en un futuro próximo siga estudiando a este autor a quien póstumamente admiro por su saber y el homenaje que hizo al español.

Si hay libros que engrandecen un lenguaje más allá de la trama que cuentan, Paradiso es uno de ellos, y esto se advierte ya en las primeras páginas. Creo que el sistema poético del universo, con el que Lezama Lima aspiraba a explicar el mundo, y la sucesión de imágenes que supone Paradiso, justifica su lugar relevante en la literatura castellana.  Merece la pena leerla también por la riqueza de vocabulario y el juego estilístico del autor al mezclar realidad y visión, pero por su complejidad no es apta para todos los públicos, así que invito a los curiosos a acercarse a Lezama Lima con algún ensayo de primeras, para conocer sus ideas. Y sólo si os apetece, o no os importa no entender todo, atreveros con Paradiso.

También podéis no hacerme caso y escuchar al autor en su nota preliminar:

Digo esto para que los jóvenes insistan en lo que no comprenden, que vuelvan sobre lo que no entienden, porque al final los ojos se abrirán ante un mundo maravilloso“.

Mi intención es volver a Paradiso como libro de consulta, tal y como aconseja Cortázar, insistir a ver si se me abren los ojos aunque, como dije arriba, no en un futuro próximo. Si lo intentáis, quizá os pase como a mí y decidáis que aumentar la riqueza de vuestro lenguaje es una obligación moral y el mejor homenaje que podéis hacer desde vuestra humildad a José Cemí y al castellano del s.XXI.

Ratita de laboratorio

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