jueves, 23 de marzo de 2017

Un paseo por el bosque, de Bill Bryson


La primera vez que oí hablar de Un paseo por el bosque fue tomando una cerveza con amigos y familia, planeando un posible camino de Santiago que al final no realicé. Pero con la promesa de ser divertido (aunque hacia la mitad pierde) se lo regalé a una amiga para que lo leyera y porque quería practicar inglés. Poco después llegó a mis manos, y estoy totalmente de acuerdo con lo que se dijo en aquella conversación: al principio es muy divertido, pero hacia la mitad la parte humorística disminuye demasiado. A pesar de eso, es totalmente recomendable, también para leer en inglés, aunque se nombren muchas (demasiadas) especies animales y vegetales.


Bryson publicó Un paseo por el bosque en 1998, para contar su experiencia haciendo la ruta de los Apalaches. Bryson, que trabajó como periodista, escribe libros de no ficción sobre todo sobre viajes y también de ciencia a nivel divulgativo. Intenta acercar a la gente normal conceptos complicados, o experiencias un poco exóticas, para que conozcamos todo lo que nos estamos perdiendo.

Bill Bryson (wikipedia)
En el caso de Un paseo por el bosque ya el título es sarcástico: la ruta de los Apalaches tiene unos 3500 km, y a pesar de estar cuidada (cada cierto número de km hay refugios), se puede hacer muy dura por sus montañas, por no hablar de la posibilidad de encontrar animales salvajes o de aguantar las inclemencias climatológicas, que pueden llegar a ser extremas. Pero todo esto lo va aprendiendo Bryson según va leyendo e informándose sobre su objetivo, a la vez que se pregunta si es ajustado a sus capacidades.

Fotograma de la película
La primera parte del libro es por eso la más divertida, en la que narra los preparativos y el comienzo del viaje: mi escena preferida es la de la compra del equipo técnico, cuando Bryson descubre el mundo del senderismo profesional y la cantidad de aparatos imprescindibles y carísimos que uno puede necesitar mientras recorre el Apalacchian Trail (AT). A lo largo del libro, además de hacernos reír, descubrimos los otros dos objetivos de Bryson: hacernos conscientes del deterioro de la naturaleza en concreto en Estados Unidos (aunque extrapolable a todo el mundo) por la explotación de los recursos naturales y, a veces, la simple ignorancia, y enseñarnos a respetar el senderismo. Con su descripción del AT, desde el amor y el odio y hablando de sus peligros, nos hace entender que cualquier tipo de excursión al bosque debe hacerse con precaución y con respeto.

Aunque, como comentamos aquel día, hacia la mitad la historia ya no es tan graciosa, yo he aprendido mucho con Un paseo por el bosque, y me parece un libro más que adecuado para los senderistas, los expertos y los aficionados. Porque la gracia de hacer senderismo también es la de respetar los ritmos, los propios y los ajenos, y puede ser muy enriquecedor convertir una experiencia personal en colectiva a través de la admiración, la ayuda y la cercanía en los momentos duros. Y, a pesar de que a veces el vocabulario sobre la naturaleza sea un reto, en inglés se deja leer bastante bien.

También hay película, por si os da pereza.

Ratita de laboratorio

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