sábado, 2 de abril de 2016

Moby Dick, de Herman Melville

Sabía que Moby Dick era un libro lento, por lo que al comenzar su lectura decidí zambullirme en la narrativa de Melville para disfrutar no sólo del qué sino del cómo lo contaba. Si partís con la idea clara de que Moby Dick es la meta y que lo importante no es sólo llegar sino aprender en el camino, el viaje en el ballenero Pequod se os hará inolvidable.


Moby Dick fue publicada en el año 1851. Su autor, Herman Melville, fue uno de tantos escritores sin mayor éxito en vida, que no pudo disfrutar del reconocimiento que los años le brindaron. Su padre murió joven, acosado por las deudas, y Melville se vio obligado a abandonar los estudios. Fue a temporadas maestro rural, trabajo que alternó con varios viajes en barco, entre ellos en barcos balleneros. A su vuelta puso sus aventuras por escrito, teniendo un éxito relativo, pero su empresa mayor, la redacción de Moby Dick, no tuvo mayor recompensa.
Herman Melville (wikipedia)

„Llamadme Ismael“ es la conocida primera frase del libro, que es el relato de las aventuras de Ismael a bordo del Pequod. Agobiado tierra adentro, Ismael decide cada cierto intervalo (dicen que como el mismo Melville) hacerse a la mar, esta vez desde Nantucket y en un ballenero. En las „primeras“ (unas 150) páginas conocemos al arponero Quiqueg, su relación tan especial y la forma de enrolarse en los balleneros. Esto puede daros una idea del ritmo pausado de los acontecimientos del libro: si habéis llegado hasta aquí y habéis disfrutado con el estilo del autor seguid sin miedo, pero si no, podéis abandonar, ya que el ritmo no se acelera. El estilo continúa siendo vacilante, envolvente y lento, muy lento, para dirigirnos poco a poco hacia Moby Dick, la ballena objeto de odio del capitán del barco, Ahab.

Al leer en esta obra sobre la caza de la ballena y la pregunta del capitán: „¿habéis visto a la ballena blanca?“, me he acordado del libro „El corazón de las tinieblas“, obra donde lo importante es el viaje en sí, donde los personajes, como aquí, evolucionan a lo largo de la novela y donde „alguien“ (Moby Dick en este caso) obsesiona a otros hasta la enfermedad como a Ahab. La simbología de la ballena ha sido discutida ampliamente. Cada uno debe interpretar lo que crea (o pueda), aunque para mí está bastante claro que el viaje es un acercamiento al mal, encarnado por Moby Dick. Otros ven en la obra un ejemplo de la fuerza del destino y de la lucha contra él o su aceptación, y la determinación (contagiosa y fascinante) por conseguir algo a cualquier precio.

Hay abundantes referencias en la obra: a la Biblia, a Shakespeare, a la literatura clásica. También hay muchos juegos de palabras (en la edición que leí se intentaron conservar a pesar de la traducción) y mucho, mucho vocabulario técnico. Son quizá detalles innecesarios pero sumamente enriquecedores de una prosa trabajada y cuidada que explica la extenuación y el desgaste que supuso la escritura de esta obra a su autor.

Gregory Peck como capitán Ahab en Moby Dick (1956)
Otro tema fundamental de la obra es la descripción de la caza en sí de las ballenas, de la preparación, de la extracción del espermaceti, etc. sobre la que se aprende mucho. Esta descripción, a veces sarcástica, vale mucho porque la realiza un ballenero desde el respeto al trabajo y la fascinación por el animal en sí. Al leer ciertas escenas he querido quitar la vista, y he sentido compasión por un animal que fue masacrado durante años. El cachalote, el animal más grande del mundo, fue asesinado indiscriminadamente por el alto valor del aceite que contiene en su cabeza, y no está de más leer sobre ello para saber por qué casi se ha extinguido. Pero la caza, tal como la describe Melville (no desde un ballenero japonés sino desde una lancha con seis hombres a bordo) implicaba muchos riesgos y una gran valentía que tiene su mérito.

Moby Dick es altamente recomendable para aquellos que disfrutan de la lectura sin prisa por llegar a un desenlace.

Ratita de laboratorio

2 comentarios:

  1. La verdad es que no lo he leído aun porque amo las ballenas, y al tratar de un barco ballenero sé que voy a sufrir por ellas. Será una tontería, pero no lo leo por eso. Si el libro trata del sufrimiento animal (a no ser que sea para condenarlo) no puedo con ello.

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    1. Hola Nerea,

      en la obra se describe la caza de la ballena, que por supuesto conlleva sufrimiento para el animal, pero también se describe su anatomía y forma de vida (no sé hasta qué punto es cierto todo lo que cuenta porque no soy bióloga). Es decir, que valora la valentía de los cazadores que se juegan la vida en la caza pero también nos descubre desde la admiración un animal totalmente desconocido para la mayoría de las personas, sobre todo en esa época.

      Moby Dick no defiende a las ballenas, como tampoco se hacía con muchos animales en la época en que se escribió, pero a mí me parece que dentro del contexto honra al animal (aunque Moby Dick pueda encarnar el mal). Hay una escena preciosa sobre las crías, y al describir cómo sufren, nos acerca a ellas.

      Pero tienes razón, esta descripción no busca la condena.

      Muchos besos, y gracias por pasarte por aquí!

      Ratita de laboratorio

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