martes, 27 de octubre de 2015

La familia Karnowsky, de Israel Yehoshua Singer

La familia Karnowsky cuenta la historia de una familia judía desde los orígenes de su fortuna en Polonia hasta su marcha a Berlín y el exilio por el ascenso de Hitler al poder. Es, de nuevo, una historia con el nazismo y el Holocausto de fondo, un tema inagotable. Pero la perspectiva es algo diferente y eso lo hace especialmente interesante.

El lector, junto a la primera generación de la familia, conoce el Berlín de principios de siglo, el de entreguerras, y va percibiendo el cambio social, las consecuencias de una crisis salvaje y la hostilidad creciente hacia ese pueblo en el día a día de los ciudadanos. Aunque alguno de los personajes es excesivamente arquetípico, sí aparece en el libro el ambiente que hizo posible que ocurriera lo que pasó y cómo se vivieron los cambios en la calle, los detalles que anunciaban un cambio de era, el desastre que vendría.

Israel Yehoshua Singer | Wikipedia
Ese es uno de los mayores atractivos del libro: ver, a través de unos personajes concretos cuyo mayor afán era convertirse en alemanes de verdad, cómo la sociedad se fue corrompiendo hasta alumbrar un régimen totalitario. Pero ése no es el único motivo para leerlo. Junto al marco histórico, Singer construye cuidadosamente a cada personaje de la familia, atento a los sentimientos ocultos, a los gestos, y también a los efectos psicológicos de un estado de terror. El resultado, una familia que podría ser cualquiera y que le sirve para reflexionar sobre temas como el amor de pareja y sus distintas etapas, la primera juventud y la vejez, los cambios de la madurez, los problemas de identidad y la casi siempre difícil relación entre padres e hijos, entre las expectativas y la realidad.

La familia Karnowsky es un libro bellísimo y muy bien contado, que mira a lo que pasa en torno a los personajes y también a lo que ocurre en su interior, a las complicaciones de la vida en común, al miedo a lo diferente, y cómo esto nos atenaza o nos impulsa a salir adelante. El tiempo que transcurre entre el principio y el final, unos 50 años, permite a Singer mostrar la evolución de cada protagonista por los cambios a los que se ven abocados y los cambios inevitables que tienen que afrontar ante el paso del tiempo, que matiza sus deseos y reorganiza sus prioridades. Es una historia de lucha en una época de la que nunca se sabrá lo suficiente. Y es también una historia de amor: el que les ata a los suyos, el que les lleva a actuar de una u otra manera y el que los une cuando todo lo demás falta.

Ratita presumida

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