sábado, 16 de mayo de 2015

Cicatriz, de Sara Mesa

Amor, incomunicación, silencios... la solapa de Cicatriz prometía todos estos temas y su título, y su cubierta, invitaban a leerlo. Pero el libro no se queda sólo en eso. La relación que Sara Mesa crea entre sus dos protagonistas, retorcida, claustrofóbica, indaga aún más adentro. En realidad, Cicatriz es un viaje doloroso al centro de nosotros mismos. A nuestros rincones más oscuros.

Los protagonistas absolutos de Cicatriz son Sonia y Knut: se conocen en un foro literario por internet y ella, poco a poco, se deja seducir por la inteligencia de él y, después, por sus elogios y sus regalos. Sonia, una joven solitaria atrapada en la casa de su madre y con un trabajo muy lejos de llenarle, encuentra en Knut una vía de escape. Primero, le fascinan sus conversaciones, brillantes y concienzudas. Después, le atrapa el interés que él siente por ella: los libros, robados, que le regala, sus mails constantes, su afán por perfeccionarla. La relación se hace más intensa a base de chats, cartas y enormes paquetes por correo. Los kilómetros que les separan hacen ganar intimidad a dos seres incapaces de crear lazos con su entorno más cercano. De Sonia, la autora apenas esboza algunas relaciones superficiales. Knut, mientras, no cuenta nada de sí mismo.

Podría haberse quedado en una novela inmóvil, intimista, pero la estructura del libro, con elipsis continuas y saltos en el tiempo, muestra también cómo evoluciona el entorno y la relación de los protagonistas y mantiene despierto al lector, atrapado también, poco a poco, en el angustioso mundo que van creando Knut y Sonia. Hay tiempos de silencio pero la atracción entre ambos se mantiene. Cada uno la vive de forma distinta pero los dos conectan en un plano muy hondo.

Sara Mesa | Anagrama

Lo mejor de Cicatriz, que toca muchos temas, es cómo el lector termina entendiendo la fascinación de ella por Knut: le repele, pero le necesita; le asusta, pero termina recurriendo a él. Los personajes que rodean a Sonia apenas aparecen perfilados e intuimos que así los siente ella, que le reserva a Knut su yo más profundo. Para Knut, el vínculo con Sonia ocupa un lugar mucho más central de su vida y aunque al principio sea difícil calificar como enamoramiento lo que él siente por ella, la relación, aun siendo tan distinta a lo convencional, tiene momentos llenos de deseo y necesidad tan o más auténticos que los de un amor al uso. Knut vive su dolor a kilómetros de distancia, pero es tan real como el del resto. Y su locura, también.

La sensación, cuando Cicatriz acaba, es que ni Sonia ni Knut son tan ajenos a nosotros. Que sus secretos, su fragilidad, sus rincones oscuros, no son tan diferentes. Y que el amor es así muchas veces. Aunque no nazca en un chat. Ni incluya regalos robados, ni encuentros incómodos en el aeropuerto. Sara Mesa nos regala una historia distinta pero creíble, y tan humana que es imposible no encontrar algo nuestro en ella. La angustia y la necesidad de otro están extraordinariamente contados. Y la soledad que todos guardamos dentro, también.

Ratita presumida 

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4 comentarios:

  1. Es imposible no sentir curiosidad por este libro después de haber leído una opinión como esta. Confío en leerlo pronto.
    Besos

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    1. Hola, Chincla! Yo lo disfruté muchísimo: es una lectura intensa y dura, que a veces duele, pero es una gran historia muy, muy bien contada. Un saludo y gracias por pasarte por aquí!

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  2. Me ha encantado este libro. Lo he visto tan de la mesa de al lado que casi me ha dado miedo. Sin buenos, ni tampoco villanos, solo solitarios, hastiados...
    Besos

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  3. La misma sensación me dejó a mí, Mientras Leo. Es una lectura a ratos angustiosa, especialmente cuando nos descubrimos en ellos. Me gustó muchísimo. Un beso y gracias por pasarte por aquí!

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