miércoles, 4 de diciembre de 2013

Indignaos, de Stéphane Hessel

Este libro se cruzó conmigo en la librería de la estación, en la que hacía tiempo mientras esperaba un tren. Era corto, y satisfaría mi curiosidad, ya que Stephane Hessel, considerado en parte inspirador del Movimiento 15-M, merecía mi atención porque dudaba (y lo sigo dudando) que lo que pasó aquél día, lo hubiera provocado él. Indignaos no es un libro, sino un discurso político ficticio (como tal nunca existió) donde se insta a los jóvenes a tomar la iniciativa e intentar cambiar el mundo que les (nos) ha tocado vivir, con sus finanzas incomprensibles, sus ataques al medio ambiente y donde las diferencias entre ricos y pobres crecen sin parar. 

Stéphane Hessel fue diplomático francés. Era miembro de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, y fue encerrado por espía en un campo de concentración nazi. Contribuyó a la redacción de la Declaración de los Derechos Humanos, acto que califica de gran avance para la sociedad. Su librito se convirtió en un éxito de ventas en el 2010, y dio nombre a los que el 15-M salieron en Madrid a la calle a, en principio, pedir una democracia real. Murió hace diez meses.

El texto en sí es muy corto, y no está muy bien escrito: es en realidad el resumen de las palabras de Hessel en tres entrevistas y, por tanto, le falta unidad. Tampoco dice nada muy innovador, aparte del llamamiento a la „indignación“ y no a otro tipo de sentimiento. Hessel compara su lucha en su juventud contra el nazismo con la lucha que debería iniciarse ahora, y reconoce que la falta de un enemigo físico y concreto dificulta la canalización de la frustración. Pero anima a indignarse ante lo que consideramos injusto, y a no conformarnos, ni a aceptar lo que es inaceptable como una consecuencia inevitable del funcionamiento del mundo en que vivimos.

Yo también creo que indignarse es sano.

Ratita de laboratorio

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