
Paradiso fue publicado en 1966,
poco después de la muerte de la madre del autor, circunstancia que
le marcó profundamente. Pero su hermana Eloísa dice que Lezama Lima
llevaba toda la vida pensando en esa obra, y probablemente años escribiéndola. Se publicaron posteriormente varias versiones, y la
que yo leí (ed. Cátedra) está prologada y comentada por su hermana
Eloísa, que eliminó algunas erratas. También nos habla del autor,
con fama de buen conversador y muy culto, tanto, que vuelve
complicada su lectura. Lezama Lima es muy valorado en Cuba, donde
hizo una gran labor cultural publicando revistas y manteniendo
correspondencia con conocidos autores de todo el mundo. Pero sus
principios fueron difíciles, y también su final, por no estar lo
suficientemente comprometido con el régimen de Fidel Castro.
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lezama lima (wikipedia) |
Paradiso es una novela atípica,
ya que encarna las ideas que el autor tenía sobre la poesía, desarrolladas en lo que él llamaba el sistema poético del universo, de tal forma que la novela no explica las ideas sino que ES la idea. José
Cemí es el protagonista de la obra y el álter ego del autor, a
quien conocemos a través de sus pérdidas, sus amistades y sus
crisis asmáticas. Para Lezama la imagen es tan importante que tiene
significado propio (y no por lo que simboliza), y en la obra lleva
esta idea hasta el final. Lezama Lima mezcla los hechos verídicos
con los ficticios, intercalando sueños y visiones, difuminando de tal
forma los límites que nunca estamos seguros sobre lo que estamos
leyendo. Éste es uno de sus valores: mezcla recuerdo con
imaginación, hecho con fantasía, poniendo como centro de la novela la imagen, con la que juega de una forma que recuerda a los juegos con
el tiempo de Proust, de quien el autor por su diferente temática
negó la influencia. También dibuja con su texto „lo invisible“
: las ausencias que llenan nuestra vida, y nos cuenta la maduración y formación de José Cemí como autor, hablando por ejemplo de su etapa universitaria, donde menciona las revueltas y los debates
filosóficos con sus amigos.
Yo siempre he defendido que no entender
del todo un libro no tiene por qué ser impedimento para que nos
guste, o para que nos diga algo. Por eso defiendo las aventuras
lectoras, las incursiones a la biblioteca, la elección de libros
autodidacta. Pero aceptando que a veces uno se puede equivocar.
Paradiso es un libro difícil,
de los más complejos que he leído. Yo lo empecé a leer por
Cortázar, pero lo aplacé con la intención de retomarlo tras
estudiar algo de mitología, abrumada con las alusiones en las
primeras páginas a dioses cuya historia no conocía. Aunque nunca
cumplí ese proyecto, me animé a recuperar la obra de Lezama Lima
dispuesta a consultar las dudas que me surgieran. Porque ya
sospechaba que las notas de la edición de Cátedra de Eloísa eran
pocas para mí, ya que tampoco puede poner notas a una novela que crea un mundo nuevo, notas sobre la historia de la filosofía, o la dialéctica, o sobre imágenes cuando la misma novela es una imagen entera.
Hasta el mismo vocabulario que Lezama
Lima utiliza es tan rico que abruma. Eloísa sólo explica los
localismos, o las palabras derivadas que el autor inventaba. Pero
muchas esconden teorías, autores, obras detrás cuya lectura
detenida es necesaria para entender del todo lo que Lezama Lima nos quiere contar y que en sí merece la pena. Paradiso se convierte así en el punto de
confluencia de innumerables ramas del conocimiento cuyo
entrelazamiento ya sólo merece admiración por el saber y el trabajo
que implica.
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cartel de la película basada en la obra |
Eloísa Lezama Lima escribe en su
introducción que no hace falta entenderlo todo, y que no hay que
buscar el significado oculto detrás de cada imagen del libro.
Aceptar el reto de sumergirnos en la lectura sin comprender todo.
Gracias a este consejo me decidí a seguir cuando no veía sentido a
párrafos enteros y, en relación a lo que escribía arriba, me
parece la actitud correcta ante libros tan densos. Pero Eloísa
también dice que Paradiso puede ser una buena obra para
conocer a Lezama Lima, y aquí discrepo. Veo mucho más acertada la
segunda opción que nos brinda: leerlo como colofón a su obra o, al menos, tras haber leído varios trabajos suyos. Si
conocemos previamente algunos ensayos de Lezama Lima, algunos poemas,
nos familiarizaremos con las ideas que plasma en su novela y nos
ayudarán a seguirla, igual que lo hace la maravillosa introducción
de Eloísa. Y no digo que así logremos entenderla, pero sí nos
acercaremos a adivinar su profundidad. Porque su complejidad me ha
hecho preguntarme si realmente sé cuánto me falta por entender, y
eso sí que es una pérdida, ya que no creo que en un futuro próximo
siga estudiando a este autor a quien póstumamente admiro por su saber y el homenaje que hizo al español.
Si hay libros que engrandecen un lenguaje más allá de la trama que cuentan, Paradiso es uno de ellos, y esto se advierte ya en las primeras páginas. Creo que el sistema poético del universo, con el que Lezama Lima aspiraba a explicar el mundo, y la sucesión de imágenes que supone Paradiso, justifica su lugar relevante en la literatura castellana. Merece la pena leerla también por la riqueza de vocabulario y el juego estilístico del autor al mezclar realidad y visión, pero por su complejidad no es apta para todos los públicos, así que invito a los curiosos a acercarse a Lezama Lima con algún ensayo de primeras, para conocer sus ideas. Y sólo si os apetece, o no os importa no entender todo, atreveros con Paradiso.
Si hay libros que engrandecen un lenguaje más allá de la trama que cuentan, Paradiso es uno de ellos, y esto se advierte ya en las primeras páginas. Creo que el sistema poético del universo, con el que Lezama Lima aspiraba a explicar el mundo, y la sucesión de imágenes que supone Paradiso, justifica su lugar relevante en la literatura castellana. Merece la pena leerla también por la riqueza de vocabulario y el juego estilístico del autor al mezclar realidad y visión, pero por su complejidad no es apta para todos los públicos, así que invito a los curiosos a acercarse a Lezama Lima con algún ensayo de primeras, para conocer sus ideas. Y sólo si os apetece, o no os importa no entender todo, atreveros con Paradiso.
También podéis no hacerme caso y
escuchar al autor en su nota preliminar:
„Digo esto para que los jóvenes
insistan en lo que no comprenden, que vuelvan sobre lo que no
entienden, porque al final los ojos se abrirán ante un mundo
maravilloso“.
Mi intención es volver a Paradiso
como libro de consulta, tal y como aconseja Cortázar, insistir a ver
si se me abren los ojos aunque, como dije arriba, no en un futuro
próximo. Si lo intentáis, quizá os pase como a mí y decidáis que
aumentar la riqueza de vuestro lenguaje es una obligación moral y el
mejor homenaje que podéis hacer desde vuestra humildad a José Cemí y al castellano del
s.XXI.
Ratita de laboratorio
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