La Eneida fue publicada de forma póstuma. Su autor, Virgilio, no estaba satisfecho con el resultado final y le pidió al emperador Augusto que la destruyera. Aunque no se respetara su última voluntad, no nos queda más remedio que alegrarnos de que Augusto se negara. Lo que nos hubiéramos perdido si se hubiera quemado el manuscrito.
La Eneida es un poema épico que narra el origen del Imperio Romano. Eneas es su protagonista, noble troyano, que se marcha de su ciudad cuando pierde la guerra en busca de nuevas tierras que conquistar donde poder asentarse con los que le han seguido de su pueblo.
Está dividido en doce libros de parecida extensión y con temas bastante diferenciados. Se cuenta el final de la Guerra de Troya, se habla de amor, de despecho, de muerte, de guerra, de la piedad... como otros libros clásicos, se tocan todos los grandes temas de la literatura. A mí me han encantado el libro segundo, el cuarto y el sexto. La segunda mitad habla quizá demasiado de batallas y de guerra, pero era lo típico en esa época, y Virgilio lo compensa hablando del honor, la piedad, o de historias secundarias como la de Camila.
Sólo puedo recomendaros fervientemente que lo leáis, sin miedo a los clásicos. Pensaréis después que todo está inventado, que qué nos creemos hablando de desamor. Pero disfrutaréis mucho, os lo aseguro. Yo leí la versión en prosa de Austral, pero podéis atreveros con otras versiones que encontréis.
Ratita de laboratorio
Me gusta mucho el nombre del blog.
ResponderEliminarHay que agradecer mucho, el no haberle hecho caso al pedido de su autor, salvando a una obra tan memorable.
Por algo era un emperador que promovía las artes.
Hola Demiurgo, gracias por el piropo! Sí, siempre tendremos que agradecérselo. Pienso como tú que La Eneida es memorable. Un saludo y gracias por la visita (Ratita de laboratorio)
Eliminar