
Don Winslow publicó La Frontera en 2019, como tercera parte de su trilogía sobre el narcotráfico.
Como las primeras novelas, La Frontera es un flash-back. Comienza con Art Keller enmedio de un tiroteo en Washington, y luego se remonta al final de El Cártel, que es también el principio: Guatemala. Después de aquello, Arturo Keller quiere retirarse, esta vez de verdad, pero le llaman para ofrecerle un puesto al frente de la DEA. No podrá decir que no: ahora sí tendrá la oportunidad de llevar la guerra contra el narcotráfico a su manera.
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Don Winslow (el país) |
La Frontera habla de la lucha contra la droga desde el otro lado, desde los Estados Unidos, y de cómo también desde allí se puede intentar frenar su desarrollo. Como Winslow, Keller piensa que sin consumidores no habría drogas, ni violencia, ni cárteles, y no sólo ve el flujo de droga que entra a través de la frontera sino el flujo de dinero que sale, y que a veces vuelve a entrar, y que alimenta el negocio del narcotráfico y la violencia.
Este punto de vista me ha gustado, porque compensa los otros libros, más centrados en México. Winslow siempre ha hablado de la parte de culpa que reside en los Estados Unidos, de la complicidad, del negocio que alimenta. Pero en La Frontera habla más: de presidentes aficionados a Twitter, del negocio de las prisiones en manos privadas, del nacimiento de las maras. Y, por supuesto, de la inmigración ilegal.
La obra de Winslow es una trilogía, y como tal no os puedo recomendar La Frontera si no habéis leído El Poder del Perro y El Cártel. Si leísteis El Cártel os invito a leer también La Frontera: es duro también, claro, la historia de Nico por ejemplo os encogerá el corazón, pero el nivel de violencia no es tan exagerado. Y os permitirá cerrar un ciclo, como a Winslow, y como a Keller.
O a repetirlo.
Ratita de laboratorio
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