Winnetou (I), de Karl May

Conocí la existencia de Winnetou en Geislingen, donde una amiga me explicó que Karl May era un ecritor de lecturas juveniles alemán un poco pasado de moda. Sin saber muy bien qué leer en idioma teutón, recordé aquella conversación durante el fin de semana y probé con Winnetou, primer tomo, un libro sobre el lejano oeste. Entendí por qué su lectura ya no se lleva.

Karl May publicó Winnetou (Primera Parte) en 1893. Escribió muchas novelas de aventuras, principalmente sobre el Oeste y Oriente. Los protagonistas de la saga americana son Old Shatterhand (vaquero alemán) y Winnetou.

Karl May (wikipedia)

Winnetou es un indio apache que establece una relación de amistad con Old Shatterhand, un profesor alemán que da clases en St. Louis al que sus capacidades innatas le animan a enrolarse en la aventura del lejano Oeste. Old Shatterhand, a pesar de su poca experiencia, es capaz de domar al caballo más salvaje, o dar en el blanco con las armas más difíciles. Estos dones se van exagerando a lo largo del libro, y claro, termina hasta haciendo reír cuando consigue matar a los animales más peligrosos o elaborar planes perfectos para conseguir salvarse de una muerte segura. 

protagonistas de la versión cinematográfica

La novela es una serie de aventuras donde somos testigos del primer encuentro entre Old Shatterhand y Winnetou, y de las que casi siempre salen airosos gracias a Old Shatterhand. La forma de hablar de los animales, ciertos detalles un poco sádicos sobre la tortura o la muerte, y ciertos comentarios que hoy, sin duda, serían tachados de racistas (aunque en su época se le tildaba a May de todo lo contrario), ha hecho que sus obras hayan envejecido mal. Que a Hitler le gustaran, supongo que tampoco habrá ayudado.

Yo no voy a seguir con la saga, este primer libro me basta para conocer a Karl May y su Winnetou. Leedlo sólo si os apetece conocer la literatura juvenil de tiempos pasados en Alemania, pero si queréis mejorar el idioma o leer literatura juvenil alemana original, elegid algo más moderno. Se me ocurre Christine Nostlinger, por ejemplo, o Michael Ende. Quizá los redescubra yo en el futuro. Ya os contaré.

Ratita de laboratorio