Ordesa, de Manuel Vilas

Ordesa fue el año pasado líder de ventas. Animada por las críticas lo leí, avisada de que el libro era triste. No puedo recomendar Ordesa porque me ha hecho llorar, al principio de la novela y al final. No me explico el porqué de su éxito, porque es un libro muy duro: supongo que reside en su valentía. Muy pocos hablan de lo que habla Vilas, aunque la temática sea común como la vida misma.

Vilas publicó Ordesa en 2018. Ha recibido varios premios por sus poemas, y ha publicado muchos libros de poesía, entre ellos varias antologías. En Ordesa incluye algunos poemas escritos con anterioridad de temática parecida. Ha escrito también ensayos y otras novelas.

El protagonista del libro es huérfano, está inmerso en un proceso de divorcio y echa de menos mucho, muchísimo a sus padres. En la mediana edad hace un repaso a su vida y a la relación con sus progenitores, y habla de las preguntas sin respuesta.

Vilas (wikipedia)

Vilas habla de una familia disfuncional, por la falta de comunicación, por no conocer del todo su pasado. Pero, ¿no son así muchas de las familias que conocemos? ¿Es tan raro no preguntar, y no contar? ¿Es tan raro no conocer los detalles de nuestros antepasados? No: cualquiera puede sentirse identificado.

La novela de Vilas ha tenido éxito porque es auténtica, porque uno se la cree. Alguien que tras la muerte de sus padres cree que tiene cuentas pendientes, alguien que sufre porque ya no tiene raíces, porque sus progenitores ya no están. Ese sentimiento de desarraigo, de soledad, tan real, tan común, cuando uno, independientemente de la edad, dice, me he quedado solo.

A veces la vida duele, y duele porque es como es y sólo podemos aceptarla. Y esa incapacidad de acción puede deprimirnos, porque poco podemos hacer para cambiarla. De eso habla Vilas, y por eso ha vendido tantos libros. Porque habla de padres, abuelos, de nosotros. Porque leyendo uno recuerda que no hay consuelo.

Y por eso, no lo recomiendo.

Ratita de laboratorio