No es tan breve (400 páginas) pero Bill Bryson sí lo cuenta casi todo en este libro sobre ciencia escrito pensando en los que estudiamos letras. A través de capítulos divididos por materias (el Universo, la historia de la Tierra, la aparición de la vida, los primeros humanos...), el libro pretende dar respuesta a las preguntas que se puede hacer alguien que sabe de ciencia sólo lo que le enseñaron en clase. El acierto de Bryson es que sabe cuáles son las dudas más básicas que poco más o menos tenemos todos y las explica de la forma más simple posible. A eso le añade muchísimo humor: parece increíble por el tema, pero hay momentos en que no puedes evitar reírte en voz alta.
Un ejemplo: cuando Bryson habla de los primeros intentos de bajar a cierta profundidad en el mar, explica que el nitrógeno respirado varios metros bajo el agua literalmente te emborracha, y que se han dado casos de buzos ofreciendo a los peces sus tubos de respiración o tratando de fumarse un cigarro con la escafandra... El autor cuenta decenas de historias parecidas, y busca también el lado ridículo y estrambótico de los científicos, a los que retrata por sus bajezas, sus excentricidades y sus locuras en busca de descubrimientos extraordinarios.
Otro de los grandes valores del libro es la capacidad de Bryson de encontrar comparaciones que hagan comprensibles magnitudes y conceptos inabarcables. La parte dedicada al Universo está llena de ellos: explica, por ejemplo, cómo es totalmente imposible hacer un mapa del sistema solar a escala porque es demasiado grande (los de los libros son irreales). También en la parte dedicada a las bacterias y las células trata de buscar similitudes con lo que conocemos: cuenta, sobre los átomos, que los electrones no giran ordenadamente en círculos, como nos enseñaban, y que es imposible saber dónde se encuentran realmente...
Para leerlo y disfrutarlo basta con recordar un mínimo de lo poquito que estudiamos en el colegio; lo demás lo explica Bryson a un ritmo que hace que nos bebamos las páginas. Lo ameno de la lectura hace sospechar que el contenido está muy simplificado, pero cuando llega a temas como el ahora famoso Bosón de Higgs (él todavía dice que su existencia está sin confirmar) se hace evidente que es Bryson quien lo hace parecer sencillo. Mérito suyo, sobre todo, es hacer que nos planteemos preguntas nuevas gracias a las incógnitas que presenta y que siguen sin respuesta: el hallazgo de bacterias que viven sin oxígeno, saltos inexplicables en la aparición de la vida... También logra hacernos redescubrir el mundo, presentándolo como imprevisible -como cuando habla de explosiones que pueden surgir en cualquier lugar, sin volcán de por medio- y, por eso mismo, maravilloso.
Ratita presumida
No hay comentarios:
Publicar un comentario