martes, 31 de agosto de 2021

Mi familia y otros animales, de Gerard Durrell

Mi familia y otros animales aparece en múltiples listas de recomendaciones: como libro de verano, familiar, sobre animales o naturaleza. Incluso como fuente de inspiración de series. Así que una y otra vez se cruzaba en mi camino, hasta que pensé en comprarlo para leerlo este verano en una librería de barrio, La Cultural 22. Su dueña me terminó de convencer, porque resultó ser su libro preferido. Y he llegado a comprenderlo. 


Durrell publicó Mi familia y otros animales en 1956, poco después de la muerte de su madre. Naturalista, en este libro Durrell quería contar la experiencia vivida durante los años en los que vivió en Grecia, en Corfú, junto a su familia. Esta obra es la primera parte de una trilogía, y nació con la vocación de hablar de animales. Pero la familia de Gerry se coló en el libro.

La familia de Gerry (su madre y sus tres hermanos mayores) deciden marcharse de Inglaterra y mudarse a Grecia, a Corfú, por la recomendación de un amigo de Larry. Por el clima y por la belleza, de forma que Larry, el escritor de la familia (autor de El cuarteto de Alejandría), pudiera escribir mejor. Al llegar comienzan las anécdotas: la dificultad con el idioma, Spiro y la sobreprotección de la familia, la búsqueda de casa. Y Gerry nos cuenta cómo va entrando en contacto con naturalidad con los lugareños, haciendo amigos, entre los humanos y los animales.

Durrell (wikipedia)
He de decir que me ha sorprendido lo que me ha gustado, a pesar de tener el amor a los animales como tema principal. Durrell consigue transmitir su amor por ellos de forma natural, y sus descripciones son capaces de enamorar hasta a los no amantes de los animales. Su perspectiva de niño al hablar de sus instructores, de su familia y de los acontecimientos que transcurren durante su estancia en Corfú es tierna e inocente, y entre líneas leemos el amor incondicional de una madre peculiar que permite a sus hijos crecer rodeados de amor y sin corregir sus particularidades o sus manías.


También me he preguntado qué pensarían los griegos de su publicación… el humor de Durrell es eso, humor, pero supongo que sus exageraciones al hablar de Corfú quizá no sienten del todo bien a sus lugareños.

Recomendable, sin más. Para quien busque una lectura de verano con capacidad de enternecer y sorprender.

Ratita de laboratorio

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