lunes, 16 de septiembre de 2019

El honor perdido de Katharina Blum, de Heinrich Böll

Descubrí con otra obra suya que Heinrich Böll, uno de los autores más conocidos de la posguerra alemana, no era imposible de leer en idioma original. Así que me lancé con un libro comprado en unas vacaciones que rondaba por casa ajena a la espera de ser leído. El honor perdido de Katharina Blum es un libro sobre periodismo, sobre ética profesional y sobre el sensacionalismo. Aunque Böll hace mucho que no es actualidad en su país, su Katharina Blum sigue estando vigente, al defender la profesionalidad y criticar la tergiversación periodística.


Heinrich Böll publicó El honor perdido de Katharina Blum en 1974. Con esta obra pretendía criticar a la prensa amarilla, representada en Alemania por el Bild, que le había acusado de simpatizante de terroristas por haber criticado su sensacionalismo al acusar sin pruebas a Ulrike Gnade y sus companeros de haber cometido varios delitos. Böll ya dice en el prefacio de su obra que cualquier coincidencia con el Bild "es inevitable". El párrafo merece ser escrito:

„Personen und Handlung dieser Erzählung sind frei erfunden. Sollten sich bei der Schilderung gewisser journalistischer Praktiken Ähnlichkeiten mit den Praktiken der Bild-Zeitung ergeben haben, so sind diese Ähnlichkeiten weder beabsichtigt noch zufällig, sondern unvermeidlich.“

Heinrich Böll (el país)
Katharina Blum es una empleada del hogar seria y responsable, que ha tenido una vida dura. Su padre murió cuando ella era una nina, y su madre está muy enferma. Además, su hermano tiene problemas con la justicia. Tras un matrimonio fallido, y trabajar muy duramente, ha conseguido comprarse un piso y en Carnavales decide acudir a una fiesta que organiza una buena amiga, para bailar. Allí conoce a un supuesto delincuente, que consigue huir de la policía desde su casa. Blum es sospechosa de ser su cómplice, y debe ir a declarar a comisaría. A partir de ahí, los medios se hacen eco de su existencia y comienzan a recabar testimonios entre sus conocidos, amigos, vecinos, para reconstruir su pasado y publicarlo, en muchos casos tergiversando y mintiendo, o contando sólo medias verdades, para que los titulares sean más morbosos y aumentar el número de ejemplares vendidos.

Cartel de la película
Escrita en forma de flashback, El honor perdido de Katharina Blum es una novela corta, y aunque es a ratos un poco difícil de leer en alemán, es muy ágil y entretiene. A ratos Blum es demasiado sosa, o demasiado recta. Y qué, si parte de los hechos hubieran sido reales? Tiene derecho la prensa a publicar palabras de amigos de Blum de forma que se entienda justo lo contrario de lo que han dicho?

Ahora que está de actualidad criticar el tratamiento que se hizo en la televisión de ciertas noticias, deberíamos preguntarnos si nosotros fomentamos el sensacionalismo consultando o viendo ciertos programas. Ojalá el periodismo fuera a veces más ético, pero si no lo es, nosotros podemos simplemente no leer o no ver ciertos medios. Si siguen teniendo éxito, es que algo de razón tienen en decir que es lo que el público quiere.

Ratita de laboratorio

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