Hay en el cuento de Rushdie, pues, reivindicación de su trabajo, que en su caso tantos problemas le ha acarreado. Pero termina pesando más la relación entre padre e hijo y la ternura que adivinamos tras las palabras que el autor, aunque también nos hable a nosotros, ha escrito pensando en él. Rashid repite en varios puntos de la obra cómo siempre ha estado seguro de que Harún había nacido para algo grande, y éste lo termina demostrando con creces a lo largo del cuento. Por otro lado, Harún actúa para ayudar a su padre, y sólo cuando ya esté metido de lleno en la aventura, terminará viendo que su hazaña trasciende a Rashid.
Podemos leer este cuento como lo que es, una aventura maravillosa para que un padre ayude a dormir a su niño, enseñándole de paso que nunca le abandonará y que estará con él ayudándole a conseguir todas las empresas de las que le ve capaz. Pero Rushdie esconde algunos otros mensajes en el libro dedicados a ese lector adulto que se deja llevar a veces por la fantasía. El autor destaca la importancia trascendental de la imaginación y de las historias para la sociedad, que, defiende, necesita de ellos para funcionar. También hay un homenaje a las raíces más antiguas de la literatura y un llamamiento a no olvidar la tradición: casi todos los nombres de los personajes de la obra están sacados del Indostánico y muchos de ellos aluden a personajes de leyenda. Y en la sabiduría que esconde la inocencia de Harún se esconden también denuncias del propio Rushdie que remiten a la censura y la persecución sufridas por él y por muchos otros: “¿De qué sirve dar libertad de expresión a una persona si luego le dices que no puede utilizarla?”
No es difícil imaginar que muchas de las escenas de la obra, como esa lucha entre luz y oscuridad, están extraídas de viejos cuentos conocidos por Rushdie y que el suyo, en realidad, es un gran mosaico de antiguas historias, presentado ante su hijo, y ante nosotros, como un gran escaparate que nos sirva para conocer los tesoros ocultos de la más remota tradición literaria. Como el Océano de Historias que nos enseña en la obra, donde los cuentos se mezclan sin cesar para formar otros, Rushdie termina construyendo en el suyo uno nuevo, pero anclado en las raíces de los primeros narradores, a modo de pequeño homenaje a quienes le enseñaron a él la magia de su oficio.
Ratita presumida
¿Exigencia o recomendación? ¿De qué año es el libro? Por lo que dice la "conspiradora" presumida parece reciente...Gracias por hacerme llegar literatura!
ResponderEliminarJeje, en este caso fue regalo de Reyes de la "rata de laboratorio"... Es de 1990, aunque se volvió a editar en 2010. A mí me gustó, pero eso sí, es un cuento, así que seguro que a mucha gente le resultaría infantil por mucho que se pueda leer entre líneas. Muchísimas gracias a ti por leernos!!
EliminarGracias por tu reflexión sobre el libro. Lo estoy leyendo y lo que se dice entre líneas es lo que hace a este libro una pequeña joya. En algunos pasajes me hace acordar al Principito. Llegué a él pues uno de los personajes de Lost lo leía. Mira como los llamados llegan desde lugares impensables.
ResponderEliminarKattam-Shud, "es el enemigo de expresión y el destructor del mito. Él podría representar la censura en nuestro mundo o de la ciencia destruir la imaginación activa".
Creo que es uno de los libros que no pueden de dejarse de leer en esta vida.
Hola, Martín! Me pareció, como a ti, un libro mucho más profundo de lo que aparenta, que esconde muchas enseñanzas y, creo, la forma de entender el arte y la literatura de Rushdie. No es (sólo) un libro para niños. No sabía que salía en Lost: llegó a mis manos por un regalo y me alegró mucho haberlo leído. Sigue disfrutándolo y gracias por pasarte por aquí!
EliminarMuy interesantes los comentarios. Yo no leí el libro pero quiero hacerlo ni bien lo consiga. La historia llegó a mi a Través de de la mención de la autora Sherry Ortner en su análisis de la subjetividad en tiempos de crisis de conciencia posmoderna en términos de ruptura de la narratividad.
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